Siempre he sido un admirador de Alaska, pero he dejado de serlo. Me he quitao de ella y ahora explico por qué. Por mi trabajo he tenido la suerte de coincidir con Alaska en varias ocasiones y he de decir que es una tía correctísima, educadísima, muy culta, amable, encantadora y simpática. Siempre está abierta a todo lo que le cuentas, y todo le parece bien. Si le pides hacer algo que no quiere hacer es de las que te dice “no” con una sonrisa y de la manera más educada posible. Al César lo que es del César y Alaska en este sentido es una artista que sabe muy bien el terreno que pisa y que sabe desenvolverse con una maestría estupenda. Musicalmente hay que reconocerle que ha sido y será una de la grandes de la música pop de este país y que ya forma parte de la historia. Pues con todo eso la chica se me ha caído al suelo, oye. He dejado de interesarme y también he dejado de comprar sus discos (tampoco me los descargo). Su discurso, que antes me parecía interesante y, a veces, atrevido, ahora me parece rancio, antiguo y horroroso. Desde que colabora con la cadena Intereconomía, se codea con la derechona de este país y se muestra gran admiradora de personajes como Carmen Lomana o la Bordiú, me ha empezado a dar mucho miedito. Ella justifica todas estas acciones con un “la lucha hay que hacerla desde dentro”. Que desde dentro, según ella, es como se pueden transformar las mentes más reaccionarias de este país. Pero por lo que leo y escucho a mí me da que son esas mentes reaccionarias las que la están cambiando a ella. Políticamente le escucho ataques agresivos contra la izquierda y sin embargo cuando habla de la derecha su gesto se vuelve amable y condescendiente. Es curioso que un personaje que todo sus admiradores “compramos”, precisamente, porque iba contra corriente y era absolutamente anti todo lo establecido se haya vuelto ahora tan burgués y convencional (lo malo es que sigue vendiendo ese rollito pero con mucho gloss y mucho strass). Como artista también ha cambiado mucho. Tanto como ideológicamente. Todo lo que antes se negaba a hacer ahora lo hace y de la manera más comercial y hortera posible. Lo digo por aquello de mantenerse firme en sus convicciones; que siempre negó que con Fangoria versionaría sus grandes clásicos y ahí está ahora haciéndolo y de la peor manera posible. Destrozándolos. Que sí, que sólo lo hace para sacar pasta. Que sí, que está en todo su derecho. Pero a muchos de los que creíamos en ella, de los que la seguíamos desde sus principios, nos ha engañado vilmente. También tenemos derecho a sentirnos estafados, ¿no? Porque todo aquello que ella repudió es lo que ahora practica. Que sí, que todos somos contradictorios, que todos tenemos derecho a cambiar, pero cuando ese cambio deja entrever un cierto rechazo a tu propio pasado, a lo que antes decías o hacías, me parece que ya no es tan bueno y mucho menos saludable. Que vestirse de “moderna” y peinarse a lo Carmen Lomana me lo puede vender de moderno y transgresor, pero yo no lo “compro”. Que por fin le hemos visto el plumero y nos ha dejado de interesar. Que a los nuevos fans, los más jovencitos, a esos les colocará la moto, pero a los que somos de su quinta pues como que no. Que ya hemos comprobado que cuanto más a la derecha se ha ido más hortera se ha vuelto y, por lo tanto, más discos está vendiendo. Que la ecuación a ella le sale estupendamente, sí. Pero a nosotros nos ha dejado de interesar. Esa no es la Alaska que habíamos “comprado”. Al final ha resultado ser un “producto” engañoso. Es como cuando cambiaron la fórmula del Colacao: Hace muchos años el Colacao sabía mucho más a chocolate y cuando lo disolvías en leche hacía muchos más grumitos. Desde hace unos años el sabor del Colacao ya no es el mismo, es mucho más light y se disuelve mejor. Eso sí, por lo menos sigue sabiendo a chocolate, sigue estando muy rico y por eso lo sigo tomando. Lo de Alaska es peor; antes sabía a chocolate negro y ahora a sirope de fresa. Nada que ver. Nos han dao el cambiazo. Está claro que, por lo menos, los nuevos fabricantes del Colacao supieron mantener la esencia. Y es lo malo de cuando a tu empresa llegan Vaquerizos sin escrúpulos y con ganas de cambiarlo todo. Que van a su propio interés, destrozan todo lo andado y no respetan nada porque lo único que quieren es imponer su propio criterio a toda costa. Vamos, lo mismito que hace la derecha cuando llega al poder.
"No me gusta andar de cosquilleos con unos y con otros. Que una luego llega al altar como la fruta de muestra: Sin catar pero bien sobada" (Gracita Morales)
jueves, 31 de marzo de 2011
martes, 29 de marzo de 2011
Telahinco
Mira, yo lo de la doble moral es algo que no puedo entender y que además me sulfura mucho. Y en este caso me refiero a la que nos enchufan por la tele, y que todo el mundo parece que traga, porque ni escucho ni leo ningún comentario al respecto. Y me refiero, en concreto, al motivo de la expulsión de la Chari y el Rubén del reality “El reencuentro” de Telecinco. Para quien no sepa de qué coño hablo, la tal Chari y el tal Rubén son una pareja de canis que nos han mostrado en vivo y en directo toda una tórrida y tormentosa historia de amor con sus celos, sus polvos, sus gritos y sus rupturas. Vamos, con todos los ingredientes que necesita cualquier culebrón que se precie. Pero como la realidad siempre supera a la ficción, aquí, la tal Chari, ha resultado ser una psicópata que ríete tú de aquella que interpretaba Glenn Close en Atracción fatal. Pues la cosa es que a la chica le dio el otro día un ataque de celos con su novio, y la cosa acabó en pelea con abofeteo incluido (bastante light, todo hay que decirlo). Lógicamente Telecinco se rasgó de inmediato las vestiduras con un “esto no lo podemos consentir” y expulsó a la pareja del concurso ipso facto. Y claro, de inmediato toda la cadena, a día de hoy, ya se está llenando la boca con esas dos palabras que tanto les gusta explotar: “malos tratos”. Y claro, ya tienen debates pa un par de meses más, que Telecinco es muy sabia para sacarle partido a las miserias humanas.
Pero es que lo curioso de todo es que justo antes de que empezara este concurso, la semana anterior, terminaba una enésima edición de Gran Hermano. Y resulta que lo ganaba otra cani que había mantenido una relación igual de tórrida y tormentosa con otro cani dentro de la casa. Esta pareja, que ya ni me acuerdo cómo se llamaban, se gritaron, se insultaron, destrozaron el diccionario de la lengua española, fueron extremadamente violentos verbalmente, pero como nunca se llegaron a agredir físicamente, Telecinco no sólo no decidió expulsarles, si no que además premió a ella con el puesto de ganadora. Ahí, es ná. Con dos cojones. Claro, la lectura que se saca de todo esto es que tú puedes llamar hijodelagranputa a quién quieras, puedes machacar psicológicamente a tu mujer, a tu marido o a tus hijos, que mientras no le des un cachetito o les tires un vaso de agua a la cara, la cosa no es catalogada como agresión. Super normal. Por eso es super normal ver una cadena en la que durante las 24 horas del día se insulta, se humilla, se denigra, se mofa y se insulta de una forma absolutamente pasmosa. Lógicamente los propios de Telecinco niegan que la televisión esté hecha para educar. Claro, que si no se les acaba el negocio. Lo malo es que mucha gente, desde sus casas, entienden que si en la tele las cosas se hacen así es porque es lo normal. Y empiezan a aplicarlo en su vida cotidiana. Y claro, en un plató el tono de una discusión se puede elevar a la histeria porque se sabe que nunca llegará a mayores. Está todo controlado. Pero eso en la vida real no es así. Y si en una casa está enchufada Telecinco las 24 horas del día puede ser que los que vivan en ella terminen gritándose como energúmenos. Y como ahí no está Telecinco para controlalo todo, pueden acabar siendo noticia. Y de los informativos de Telecinco, claro. Que a ellos les gusta mucho un suceso y una muerte violenta. Que al final esta cadena sabe cómo alimentarse a sí misma, y toda la mierda que salpica al final le vuelve en forma de talón bancario.
Igual es que lo de Telecinco no es doble moral, que a lo mejor lo suyo es sólo negocio puro y duro.
Y me da a mí que va a ser eso. Que menudo es Paolo Vasile.
Igual es que lo de Telecinco no es doble moral, que a lo mejor lo suyo es sólo negocio puro y duro.
Y me da a mí que va a ser eso. Que menudo es Paolo Vasile.
jueves, 24 de marzo de 2011
Banquete de Bobas
Definitivamente el programador de pelis del AVE es un hijo de la gran puta. Otro vez más me la ha vuelto a jugar el muy cabrón. Pero hoy se ha superado. He de decir que mientras escribo este post voy en el AVE de vuelta a Madrid con una peli insufrible de fondo que, por cierto, es la tercera vez que echan en tres semanas seguidas (el programador del AVE además de hijo puta es un psicópata que amortiza sus torturas semana tras semana). Pero la película que quiero comentar es la que nuestro “amigo” nos ha cascao a las siete y media de esta misma mañana. Se trataba de una de esas que se titula “La boda de su lo que sea” y que es de lo peor que he visto desde “Spanish Movie” (salvando a mi adorada Silvia Abril que defiende lo indefendible y siempre brilla por su impagable talento como actriz). Pues eso, que “La boda de su puta madre” en cuestión es una comedia romántica (un género inventado y que por mí se podrían haber ahorrado), protagonizada por actores que no conocen ni en su casa y con cameos estelares de, nada más y nada menos, Anjelica Huston, Danny de Vito y Don Johnson. Bueno, lo del nada más y nada menos sólo tendría que ir por Anjelica Huston, pero es todo tal despropósito en esta película que Danny y Don se elevan a la altura (en el caso de Danny difícil) de grandes como Marlon Brando o Laurence Olivier. Respiras aliviado cuando les ves en la pantalla, de verdad. Eso sí, Don se ha puesto tanto botox que parece la madre de Scarlett Johansson, pero da igual, hasta eso le perdonas al muchacho. El argumento del peliculón es super novedoso: rubia imbécil y solterona empedernida que vive volcada en su trabajo y que así no encuentra novio ni a la de tres. Argumentazo. Pues va y resulta que su hermana pequeña acaba de conocer a un italiano y se va a casar con él en Roma. Por supuesto el italiano es un morenazo que está pa cagarse, que ríe mucho, que gesticula mucho, que besa mucho, que folla mucho, que pasea a cabras por las calles de Roma (sí, sí, a cabras, que a los yanquis lo de Italia les debe sonar como muy a rural), que conduce un 600, y que toda su familia, en la boda, son un cúmulo de tradiciones estúpidas y supersticiones absurdas. Todos gritan mucho, gesticulan mucho, y bailan como una especie de danzas eslavas con aires rumanos interpretadas por mandolinas que ejecutan vestidos con trajes que son un cruce entre el de lagarterana y el de pastora turca. Me imagino que es así como los yanquis ven una tarantella. Pero tampoco hay que ponerse exquisitos. Que los americanos son así, que hay que dejarles. Que su visión de cualquier país del mundo, excepto del suyo, es de todo menos documentada. Bueno, la verdad es que no sé por qué cuento todo el argumento de semejante bodrio. Aunque es para contarlo. Mira, ya puestos la rubia imbécil en cuestión va a Roma y en la boda de su hermana conoce a un americano guapísimo (aunque más tonto que ella todavía). Y la rubia imbécil, por no sé qué hostias, no sabe si enamorarse de él o qué. Y con ese ahora sí, ahora no, se tiran hora media hasta que follan y se casan. Pero lo peor de todo no es la película, no. Eran las dos tías que llevaba en los asientos de atrás que se meaban literalmente con TODO y de TODO. Y que sufrían de amores cuando la rubia imbécil sufría. Mu fuerte. Porque lo que me parece mu fuerte es que este tipo de películas denigran e insultan a las mujeres. Se las trata de estúpidas, de imbéciles y de cretinas y a muchas de ellas parece que les encanta. Por lo visto el único leit motiv en la vida de muchas de ellas es casarse, montar un bodorrio y dejarlo todo por un marido estupendo que ellas creen que les será fiel hasta el día en que se mueran. De hecho una frase que repite varias veces la rubia imbécil es mu jevi y toda una declaración de principios: “El hombre de mi vida será el que me haga sentir que es más importante que mi trabajo”. Ahí es ná. Y se queda tan ancha. Con todo su coño. Y lo peor es que estas pelis, o series como “Sexo en Nueva York”, venden la imagen contraria, la de mujeres independientes, que follan con quien quieren, que se gastan una pasta en ropa y chuminadas, pero que son unas eternas atormentadas hasta que no se casan y lo dejan todo por un marido. Y lo que todavía entiendo menos es que las dos tías de los asientos de atrás, dos ejecutivas pa más inri, sufrieran como propias las desventuras e insultantes experiencias de la rubia imbécil. Por cierto la peli de ahora, la que está de fondo mientras escribo este post, la que echan por tercera vez, se titula “Los fantasmas de mi ex novia”. Y sí, también va de bodas. En esta ocasión chica modosi quiere casarse con golfo incorregible y no desistirá hasta que lo consiga. Y lo consigue. Pero el que más consigue salirse con la suya en toda esta historia es el hijo puta del programador del AVE. Que no sólo es un psicópata cabrón si no que además es un misógino. O no. A lo mejor es un machista. O lo que le gusta es cachondearse del sexo femenino. O las tres cosas. O a lo mejor es un solterón y lo que quiere es pillar novia poniendo películas así a modo de cebo. O a lo mejor lo es todo a la vez. Lo que sí está claro es que este hijo de la gran puta nos intenta decir algo. O no. Sea lo que sea a mí este tipo me da mucho miedito. Mucho.
martes, 22 de marzo de 2011
Astenia3
No sé si será porque astrológicamente soy hijo de la primavera (cumplo añitos en unos días), pero a mi esta estación me da una marcha que pa qué. Marcha en todos los sentidos, porque también pillo todas las alergias existentes. Así que entre muy motivado, estornudos y ojos llorosos uno se siente pletórico en estos días. A diferencia de esa gente que lo pasa fatal, que le dan unos bajones tremendos, a mi las ideas me fluyen más, tengo más ganas de hacer cosas, y estoy mucho más activo en todos los sentidos. Aunque sólo sea cerebralmente hablando. Que uno puede estar muy activo, con la neurona super de aquí para allá, pero tumbado a la bartola estupendísimamente. ¿Astenia yo? No, no, no. ¿Yo? ¡Qué va! Nada. Nasti de plasti. De hecho ahora tengo que ir al gimnasio y me da una pereza tremenda. Pero oye, que estoy aquí dándole a la tecla, super inspirado, mega creativo, pensando ideas para una novela que quiero escribir, para un par de proyectos más que tengo rondando por ahí, y pensando y pensando, oye. Que soy un no parar. Super animado además. De hecho he decidido bajar un poco el ritmo de este blog no vaya a ser que tanto derroche de creatividad os agobie y sature un poco a todos. Hasta la semana pasada escribía cuatro post, pero a partir de ahora he decidido que van a ser sólo dos. Sí, sí, ha sido una decisión un poco dura para mi desbordada imaginación y mi frenesí creativo, pero he pensado que es mejor que sea así. Que no es bueno obligaros a leer tanto, ¿a que sí? Si lo sé, pienso en vosotros solamente, soy así de dadivoso. Además he notado que muchos de vosotros habéis echado mogollón de menos el post de ayer, ¿eh? Vamos, que no habéis parado de decirme por aquí, por activa y por pasiva, por Facebook, Twitter, mails y a través de miles de mensajes que qué me pasaba, qué donde estaba mi post del lunes, que de qué iba yo no publicando ayer. Ya lo sé, veo que vosotros estáis también super activos. Que de astenia nada. Que estáis ahí super al loro de todo, que no se os escapa una, hambrientos de lectura y sedientos de nuevas experiencias. ¡Qué guay! Me encanta saber que este es el perfil de lector que tiene mi blog. Un lector al que no le afectan ni las primaveras, ni las lunas llenas, ni los ascendentes en Capricornio. Que haciendo una metáfora super elaborada (lo sé, la inspiración me sale por los poros, soy así) sois un poco como Telecinco, ¿no? Un no parar de ritmo frenético, siempre ahí dándolo todo, constantemente queriendo ser los primeros en todo. Innovando, liderando y siempre arriba, arriba arriba. Que ser como Astenia3 (peazo gamerada, creo que ésta no la supero) no conduce a nada bueno, decid que no. No es de recibo ser denso, lento, agónico y aburrido. Siempre igual, siempre copiando, nunca innovando y aferrado a ese último lugar que se merece. Que ser como nosotros, personas Telecinco, no es moco de pavo y los Astenia3 siempre nos están intentando copiar en todo. Pues eso. Que veo que empieza Hombres y Mujeres y Viceversa. ¡Qué eso es inspiración y lo demás son hostias!
Y claro, que no voy al gym.
Astenia yo… ¡Qué tonterías hay que oír, de verdad!
Y claro, que no voy al gym.
Astenia yo… ¡Qué tonterías hay que oír, de verdad!
jueves, 17 de marzo de 2011
AVE-maría Purísima SINDE-cado Concebida
¿Pero quién coño escoge las pelis que echan en el AVE? ¿Por qué odia esa persona tanto a los pasajeros? Mira que cojo el AVE con frecuencia, y no salgo de mi asombro al comprobar que cada vez son más retorcidas las pelis que nos ponen. Uno ve los títulos que van saliendo en deuvedé y sí, hay títulos chungos, pero también los hay muy atractivos. Pues la persona que se encarga de hacer la programación del AVE debe ser un psicópata o algo porque no tienen sentido sus selecciones tan infames. Sólo en las dos últimas semana he visto películas de las que no había oído hablar jamás y que son un insulto para el séptimo arte (por no hablar para los pasajeros). Uno se sube al tren pensando “jo, qué guay, ahora me despatarro, me veo una peliculita y así el viaje se me hace super corto”… ¡Pues y una mierda! El programador del AVE puede hacer que ese viaje se te convierta en un infierno. ¿Cómo? Programándote, como por ejemplo ayer mismo, en el trayecto Madrid-Barcelona de las 07.20 de la mañana… ¡LOPE! Hay que tener cojones para endosarte semejante tostón, y a esas horas. Hay que tener mala hostia. Claro, en cuanto nos comunicaron el título “que podrán disfrutar en la programación de hoy” (como dice la hijadeputa de la voz de megafonía), a todos los pasajeros se nos cayeron las bragas al suelo. Se escucharon leves murmullos y mugidos, y todos nos revolvimos en los asientos por la angustia y la pereza. Luego pasó la tiparraca que te “regala” los auriculares con una enorme sonrisa que te está diciendo: “Anda, mamón, póntelos y jódete”.
Y sí, empieza Lope.
Claro, a esas horas lo único que piensas es en dormir y dices “pos mira, empiezo a verla que fijo que me quedo frito”… Pues es tan sumamente mala, tan sumamente imposible, tan sumamente chunga, que hasta engancha. Para empezar no sé por qué coño todos los actores hablan con acento pijo del barrio de Salamanca. Empieza la peli y Lope dice: “Jo, vengo de luchar en una batalla en Portugal y, osea, super mal todo”. Super creíble todo, sí. Y encima el actor que lo interpreta, pésimo y sobreactuao. Sólo hace que sonreír constantemente, como si Lope de Vega estuviese fumao las 24 horas del día. Es de esas pelis que dices “pobres actores, qué mal dirigidos están”. Y lo están. Leonor Watling y Pilar López de Ayala (que tampoco es que sean Bette Davis y Joan Crawford, las pobrecitas) son como dos amigas de la calle Serrano que tienen la misma expresión de pavas desde que empieza hasta que acaba la película. De verdad, para no dar crédito de lo chunga que puede ser Lope. Lope, no. ¡Lope-or! Y claro, todos los pasajeros bostezando con semejante truño. Pero Lope-or es que veías que la gente se iba quitando los auriculares. Ni gratis quería verla ya la gente. Hubo ya un momento que yo también me los quité. Dejé de verla. No me interesaba nada lo que estaba viendo. No me interesaba nada lo que me estaban contando. Para que luego diga la señora Sinde que la gente no va al cine porque se descarga las pelis de internet. Señora Sinde: La gente no va al cine porque el cine español que usted subvenciona es una puta mierda. Así de claro. Da mucha pena ver el derroche de millones que se han dejado en esta película. Sólo lo que se habrán gastao en vestuarios, decorados y despliegue técnico para contar con tantísima ineptitud y aburrimiento un culebrón lleno de topicazos. Que la gente teníamos ayer la oportunidad de verla gratis, y que con esfuerzo lo intentamos, y no lo conseguimos. Imagínese señora Sinde quién pagaría entonces por ir a verla (¡y quién coño se la descargaría!). Y la gente sí que va al cine, señora Sinde, cuando le interesa la gente sí que va. Vea si no el taquillazo que está haciendo Torrente 4. Si quieren que la gente vaya al cine tome ejemplo de Santiago Segura, señora. Subvencione historias que la gente quiera ver, y no las que usted y sus amiguitos quieren hacer. Que está claro que usted y sus amiguitos están muy lejos de lo que quieren ver los espectadores.
Y fijo que usted y sus amiguitos no pillan el AVE nunca. Que si no usted ya habría contratado a su programador para hacerle secretario suyo.
Que después de usted, señora Sinde, no he visto a nadie con más mala leche.
miércoles, 16 de marzo de 2011
Humor a Primera Vista
Hace unos días comentaba que en este país estábamos perdiendo el sentido del humor. Pues sigo en mis trece, y ya lo traslado a algunas personas en concreto. Y es que en la vida, y ahora las redes sociales también, que casi son más vida todavía, uno es dónde más se da cuenta de la cantidad de gente que no tiene ni pizca de sentido del humor. Ojo, que yo es que tampoco me quiera erigir aquí como el super gracioso y desternillante, porque no. Que ya se sabe que eso del humor es muy subjetivo, y que lo que a ti te hace mearte en las bragas a otro le puede dejar totalmente frío. Así que este rollo que voy a soltar es totalmente subjetivo y discutible, pero es mi opinión al fin y al cabo.
Pienso que hay unos códigos de humor que son universales, que se supone que todo el mundo pilla. Eso algo que doy por sentado, pero luego me sorprendo al comprobar que no es así. Algo tan simple como una ironía descarada y simplona hay gente que no la pilla. Y es más, se lo toman casi como una ofensa personal y se sienten molestas. Y encima se permiten el lujo de devolver esa ofensa cuando son ellos los que no han entendido nada. Luego hay otros que pretenden ser graciosos y no lo consiguen. Lo ves a menudo en Facebook, por ejemplo; gente que quiere introducirse en una conversación soltando una gracia, pero que como no tienen ninguna, se quedan fuera de ella. Algunos por inoportunos, otros por no coscarse de qué habla la mayoría. Aunque hay que reconocer que estos “graciosos”, por lo menos, intentan dar un poco de alegría a la vida aunque no lo consigan. De todas maneras me parece mucho peor los que no tienen ni pizca de sentido del humor y viven en ese mundo triste y gris.
No sé si el tener sentido del humor es una virtud que viene de fábrica, como ser guapo o inteligente, o es algo que te inculcan desde pequeñito. Si fuese esta segunda opción me declaro super a favor, pero desde ya, para que se imparta la asignatura de sentido del humor en las escuelas. Sí, y desde prenatal. Con sentido del humor se ven las cosas desde una perspectiva mucho más positiva y uno se siente menos ofuscado y ofendido. Y además estimula la inteligencia. Y además dicen que cuando uno ríe gana minutos de vida, ¿no? Pues hala, a reírse que es sanísimo. Y encima el buen rato que te llevas no te lo quita nadie, oye.
Ah, y que nadie se ofenda, es todo coña.
O no.
martes, 15 de marzo de 2011
¡Botox a Bríos!
Se dice que la televisión es el reflejo de un país. Estoy totalmente de acuerdo. Tenemos lo que nos merecemos tanto en televisión como en la clase política que nos representa. Que viendo a los Zapateros y Rajoys en perpetua pelea de patio de colegio, a uno no le extraña ver luego a unos tipos peleándose en el plató de Sálvame. Y hablando de Sálvame, ¿por qué una gente con un aspecto tan cateto y horroroso se permite juzgar los estilismos de otras personas? ¿Es eso también un reflejo del país? Perdón que cambie de tema, así, tan abruptamente y sin avisar, pero me estaba comiendo por dentro. Pues eso. A lo que iba. Que lo digo por Karmele Marchante. A mí de todos los colaboradores de Sálvame me parece que es la única que tiene un estilo más personal, que se curra sus estilismos, que está más al día en lo que a moda se refiere y, en definitiva, la única que me gusta cómo va. Aún así el resto de sus compañeros, a cual más lamentable, se permiten el lujo de criticar sus estilismos erigiéndose ellos como gurús del buen estilo, de la buenas formas y de la exquisitez. Y vamos por partes:
Lidia Lozano: Una señora a la que a estas alturas nadie le ha dicho que el perfilador es la cosa más antigua, fea, choni, hortera y demodé. Y más cuando jamás ha estado de moda y mucho menos bien visto. Además es de las que se viste de lila, y se pone lila hasta el Tampax. Esto de vestirse de arriba abajo del mismo color y maquillarse del mismo color es muy Madrid y muy meseta profunda. Aquí gusta mucho el estilismo camaleón. Y si encima le metes una marca y un dorao entonces ya es lo más. Lidia Lozano es muy así.
Kiko Matamoros: Un señor que va de pijo y que le gusta mucho una XS pa que se le vea el bíceps arrepretao y nos demos cuenta de lo que se lo curra en el gimnasio. Es de los que más se mete con los estilismos de Karmele cuando él se viste como un mafioso cateto. Y encima se mueve con la delicadeza de un Gorila de Melody. Una joyita.
Rosa Benito: Esta mujer no comenta mucho los estilismos de Karmele porque bastante debe tener ya para elegir los suyos propios. Es un caso extrañísimo de parecerse cada día más a Rocío Jurado sin ser ella nada de eso. Los modelitos de esta mujer son tan sumamente horrorosos que mejor lo dejamos así. Y ese rubio artificial muñeca de plástico… Eso, que mejor lo dejamos así.
Belén Esteban: Pues fíjate que de todas es la que suele ir más mona. No es el colmo de la elegancia, ni jamás será la nueva Bimba Bosé, pero por lo menos sus estilismos pasan desapercibidos, que ya es mucho. ¿Pero por qué esa obsesión que tienen la mayoría de las españolas por teñirse de rubias? ¿Se ven más guapas? Fíjate que Karmele es la única que lleva el rubio de una manera personal, sin esos alisados imposibles y sin querer parecer danesa del mismo Copenhage.
Kiko Hernández: Lo de este señor no tiene nombre. Además de ser feo hasta decir basta, es como si a una seminarista que acaba de descubrir que es maricón van y la sueltan en un Lefties para que se vuelva loca del coño. Y seguro que la mala de Jorge Javier fue la que le regaló las pinzas de depilar porque sabía que éste lo primero que haría es dejarse las cejas como Sonia Monroy. Pues este señor es el que más se mete con Karmele, tiene cojones.
Mila Ximénez: Va de fina, va de pija, va de elegante y no es ninguna de las tres cosas. A veces va mona. A veces. Lástima que se construya esas collares y gargantillas con piezas de desguaces de coches. Ella es de las que cree que cuanto más te pongas encima más mona vas. Y sí, ella se lo pone todo. Y combina prendas absolutamente imposibles con calzados más horrorosos todavía. Un cuadro, vamos.
Que podría seguir, pero que paro aquí ya. Que tenía yo ya ganas de despotricar un poco. Que ver Sálvame y callárselo es como ser alcohólico y no asumirlo. Así que hoy he empezado un poco mi terapia de desintoxicación.
Sorry.
lunes, 14 de marzo de 2011
Japón: "Manga" por Hombro
Desde el viernes no me despego ni de la tele, ni de la prensa online. Lo de Japón, como a todo el mundo, me tiene totalmente impresionado. Que la tercera potencia mundial se vea así de machacada te hace pensar qué hubiese pasado si esa misma catástrofe hubiese sacudido España, cualquier país de Europa o cualquier del tercer mundo. La devastación habría sido absoluta en todos los casos y estaríamos hablando de miles y miles de muertos. Pero viendo un país totalmente destrozado por el terremoto y el tsunami me sorprende muchísimo ver la reacción de los japoneses: Están aparentemente tranquilos, aparentemente sonrientes y las noticias no dicen que todo vuelve a la normalidad con una rapidez pasmosa. Nos dicen que están en alerta nuclear y que la gente se encierra en sus casas para seguir las noticias minuto a minuto. Increíble. Está claro que tienen una manera de reaccionar muy diferente a la nuestra. Son de otra pasta. Nosotros estaríamos ya montados en un coche, un barco o un avión y saliendo por patas del país. Las escenas de pánico y caos estarían a la orden del día, y las tiendas y supermercados estarían ya totalmente saqueados. Dicen que Japón está preparado para este tipo de catástrofes. Desde luego que sí. Pero no sólo porque tengan unos edificios a prueba de terremotos, si no porque la gente es la primera que nos está dando lecciones de civismo con la que les está cayendo a los pobres. Sin embargo viendo tantísimas vídeos de la catástrofe es raro ver a un japonés llorando o desgarrado de dolor. Eso me inquieta mucho, la verdad. Se ven, sí, pero uno recuerda una catástrofe similar, como la de Italia o Haití, y los documentos dramáticos humanos eran muchísimo más desgarradores. Con eso no quiero decir que los japoneses sean unos insensibles, por supuesto que no. Sólo que me extraña mucho no ver casi reacciones tan dolorosas con todos las horas de vídeo que se han grabado. No sé si formará parte de la cultura nipona no mostrar el dolor, no lo sé. Aunque viendo todas las imágenes y todo lo que les pasa (tsunami, explosiones en centrales nucleares, etc.) uno comprende perfectamente la obsesión que tienen los japoneses por las películas catastróficas, por la creación de monstruos radiactivos como Gozdilla o Gamera (me encanta llamarme igual que una tortuga gigante radiactiva) y por las permanentes explosiones y devastaciones que se reflejan en muchos dibujos mangas. Supongo que estar geográficamente situados en la zona más peligrosa del planeta les hace ver las cosas de otra manera. Quizás por eso sonríen más, quizás por eso están aparentemente más tranquilos. Llevan siglos acostumbrados y asumiendo que algo así les puede pasar. Pero como seres humanos ese miedo, ese temor y ese pánico les tiene que salir por algún lado, ¿no? Igual es que ya se encargan de hacerlo a través de Godzillas y dibujos manga. Igual descargan sus miedos de esa manera. Que si nosotros viviéramos en una zona sísmica tan peligrosa, anda que íbamos a hacer películas como Sor Citroen o Torrente 4. Bueno, quizás sí, pero seguro que con una Belén Esteban gigante y radiactiva que surgiría de las aguas del puerto de Barcelona para destruir la Sagrada Familia de una manotazo.
Y eso sí que daría mucho miedito. Como pa quedarnos totalmente paralizados del susto.
jueves, 10 de marzo de 2011
True Blog
En mi muro de Facebook suelo poner muchas chorradas y en ellas participa mucha gente. Somos muchos los que debatimos temas tan trascendentales y polémicos como si Madonna debe tirarse un pedo o Mila Ximénez debe ir a un foniatra. Lo sé. Estamos cambiando el mundo y nuestras tertulias virtuales no tienen nada que envidiar a aquellas famosas que se celebraban en el Café Gijón. Pues eso.
De tanto debatir y tanto exponer sesudas opiniones, muchos de mis amigos del face me sugirieron la idea de que abriese un blog. Lo del blog es algo que llevaba tiempo pensando hacer, pero no me decidía. Gracias a tantos ánimos pensé en dar el paso, pero luego venía la gran pregunta: ¿Sobre qué lo hago? No me iba a poner ni en plan sesudo, ni en plan crítico televisivo o cinematográfico, ni nada de eso. Al final, viendo que lo que más me divertía y divertía a los demás era lo de comentar el momento, lo que a uno se le pasa por la cabeza sin más pretensión, pues decidí darle así forma a mi blog.
Todo este rollo lo suelto porque en el mes y pico que llevo con "Gameradas" he recibido muchos “me gusta” y algún “no me gusta”. Supongo que desde el momento en que se publica algo que puede leer mucha gente uno tiene que estar preparado a que le insulten y le pongan verde. Pero me sorprende porque servidor con este blog lo único que pretende es contar cosas que nos pueden pasar a muchos, exponer opiniones sobre temas muy comunes intentando contarlas de manera entretenida y divertida. Nada más. Ni pretendo levantar ampollas, ni crear agrias polémicas que sí quieren cambiar el mundo. Y sí, me sorprende que haya gente dispuesta a dedicarte unos minutos de su vida para decirte que lo que haces es una mierda. Así sin más. Que si por lo menos te dijeran en qué la cagas pues eso que se llevaría uno de aprendizaje. Pero no. No entiendo la crítica destructiva y el insulto gratuito sin más. Y mucho menos que haya gente dispuesta a perder su tiempo en ponerte verde por el mero hecho de hacerlo. Supongo que les debe dar morbo, no sé. Pero bueno, lo que decía, que desde el momento en que uno se expone tiene que estar preparado a todo. Ya me pasó con el corto. Y me seguirá pasando. Porque a mí lo de quedarme quietecito y contemplando la vida pasar como que no. Que yo siempre he sido más del yogur Activia que del Pasivia.
A lo mejor es que lo que me pone realmente es que me insulten y me humillen... ¡Y yo con estos pelos!
Si me inicio en el sado ya os lo comunicaré en un post. ¡Y entonces sí que me pondré perra con tanto insulto!
miércoles, 9 de marzo de 2011
A Tomar por Cool
En un país donde en televisión se pronuncia Delapierre en lugar de Delapieg o Porche en lugar de Porsh es normal que sus ciudadanos destrocen cualquier idioma, incluso el suyo propio.
Los españolitos nunca hemos tenido la más mínima intención de pronunciar bien nada que suene extranjero porque, como le pasa a Belén Esteban, nos sigue sonando cursi o pedante. Somos así de catetos, pero es así. Cuando escuchamos a alguien pronunciar perfectamente cualquier palabra que no sea española, nos sigue despertando un cierto repelús o un complejo de inferioridad, no sé muy bien qué es. Es cierto que decir me voy a Niu Yoor en lugar de me voy a Nueva Yor tiene un puñetazo en la boca. También es verdad que no hay inglés o francés, por ejemplo, que pronuncie Sevilla sin que se les atragante la “elle”, o directamente la conviertan en “ele”. Eso es normal y creo que hasta es un alivio que ciertos términos de pronunciación imposible se adapten a la fonética propia de cada país.
Lo que sí me resulta bastante ridículo (y la globalización tiene gran parte de culpa) es la moda que tenemos desde hace unos años por adoptar mogollón de términos ingleses. Desde hace un tiempo ya es fácil toparse con una ejecutiva gorda de traje chaqueta imposible que, agarrada a un móvil de última generación, le oyes decir: “Tengo un taimin super apretado y después del brunch no sé si me va a dar tiempo para llegar al mitin (de encontrar, que conste) que tengo contigo después del afterguor”. Ea, pues eso. Y la tía se queda tan ancha. Ella se ha visto super moderna y super “in” porque está hablando en inglés. Por otro lado están los gafapastas, los moderniquis que van de guays, de cultos y de enterados. A éstos les mola soltar frases tan ridículas como “este clab es super cuul”, “me mola tu tishert tan trendy” o “Lady Gaga es super meinstrim”. Patada en la boca, pero ya. Sobre todo porque estos mismos son los que luego te sueltan “¿Cuándo vuelves a Madriz?!, “Me voy a pillar un tasis” o “La dije a mi prima”. Estos mismos, los del “mainstream”. Tiene cojones.
Lo que está claro es que mientras en los telediarios de este país los presentadores sigan diciendo Madriz, sesual o Cheneralitat los españolitos seguiremos destrozando nuestro idioma y cualquiera que se nos cruce por el camino. Y hablando de “Cheneralitat”: Me gustaría decirle a la gorda del traje chaqueta imposible o al ridículo gafapasta, que está muy bien saber pronunciar términos como taimin o trendy. Pero que sería más lógico aprender antes a pronunciar bien términos como Generalitat, Pa amb tomàquet (no pantumaca) o Sabadell (no Sabadel). Más que nada porque el catalán o el vasco, por ejemplo, son lenguas de su mismo país y, por lo tanto, de su misma cultura. Ah, y Artur Más no es Arthur Más. Que algunos quieren hacerse tanto los modernos que al pobre Artur le llaman Arthur. Sí, sí, a la inglesa. Que parece que para algunos Inglaterra está mucho más cerca que Cataluña.
¿O sí lo está?
martes, 8 de marzo de 2011
Plasmados
Otra cosa que no entiendo de los bares (sean gays o no) es la obsesión por poner pantallas de plasma por todas partes, y cuanto más grandes mejor. Parece que un bar ya no es tan divertido si no hay pantallas enormes vomitando todo tipo de imágenes. Si ya es difícil la comunicación de por sí, el hecho de ponerte a Madonna o a Mazinguer Z en tamaño gigante lo hace ya totalmente imposible. Ésto en algunos locales, en otros te ponen capítulos enteros de La casa de la pradera o El Osito Misha (no entiendo estas selecciones tan fuera de lugar y encima sin sonido, que sólo están ahí como apoyo visual por si te aburres). En otro tipo de locales te ponen partidos de fútbol o imágenes de accidentes de coches, que me parecen ya el colmo para partirse de la risa, y en otros el vídeo de turno de Kylie en un monitor, y en otro no muy lejano una doble penetración anal, más mamada, más comida de ojete. Vamos, que los “programadores” de estos bares tienen clarísimo que lo que quieren es que te quedes pillao viendo vídeos (oye, ahora que lo pienso, que a lo mejor esto de los vídeos tiene un efecto hipnótico y uno por quedarse atontolinao consume más copas...) El caso es que yo no sé a vosotros, pero a servidor le ponen una pantalla cerca y le resulta casi imposible abstraerse de ella. Como no me ponga de espaldas acabo enganchándome a lo que sea.
Lo que más me inquieta de todo ésto es que cada vez dependemos más de una pantalla: Nos levantamos y lo primero que hacemos es echar un ojo al móvil. Luego, sea en casa o en el curro, encendemos el ordenador. Pasa el día y podemos seguir enganchados a pantallas de Iphones, de Blackberrys, de portátiles o de Ipads. Los hay que se enganchan a la PSP. Por no hablar del enganche a la tele, sea en casa o en el bar de abajo mientras te tomas el cafecito. Y si luego ya sales de copas por ahí, pues lo dicho; acabas enganchado a los plasmas. Que por no librarte no te libras ni cuando vas de after a casa de cualquiera; que parece mentira, pero ahí se suele acabar viendo videos en Youtube de la forma más decadente posible.
No sé, pero quizás lo que nos pasa es que tenemos un temor tremendo a comunicarnos. Cada vez más. Cualquier ocasión es buena para ponernos una pantalla de por medio. Bien sea a través de un plasma, una red social, un chat o un mail. Pero lo único verdadero es que cada vez nos comunicamos menos cara a cara y somos nosotros mismos los que nos lo ponemos cada día más difícil. Que al final para enterarnos de lo que pasa en nuestras vidas vamos a tener que empezar a verlas a través de una pantalla. Igual ésa sea la única forma posible de coscarnos de lo que pasa a nuestro alrededor. Bueno, por suerte hoy todos los móviles vienen con cámara de vídeo.
Algo es algo.
lunes, 7 de marzo de 2011
¡No me Toques el Chochi!
Que Barcelona es una ciudad que siempre va por delante en cuestión de modernidades nadie lo pone en duda. Ha tenido mejores y peores momentos pero siempre ha estado ahí dándolo todo. Recuerdo como si fuera ayer (suena horroroso, lo sé, es como un título de Julio Iglesias) que a finales de los 80’s se inauguró un bar que fue y ha sido de lo más moderno y transgresor que ha habido nunca en este país. Se llamaba Satanassa Antro Bar y por allí pasó lo más fuerte de aquí y de fuera de aquí. En aquel local tan pequeñísimo se mezclaban las primeras drags nacionales, con las travestis de toda la vida, más las modernas del momento, más las mariquinchis del momento, más las mariliendres del momento, más los curiosos del momento, que encontrábamos ese lugar como la nueva Meca de no se sabía muy bien qué. Era un lugar muy divertido, muy loco y muy desatado. Ya a finales de los 80’s este bar se convirtió en un templo de la música chochi y todos los que allí íbamos cantábamos a gritos los mega hits setenteros de Rafaella Carrá, Karina, Gloria Gaynor o Abba. ¡Y de eso hace ya 21 años! ¡La década de los 70’s estaba ahí al ladito y ya se le rendían homenajes! ¡Qué fuerte era todo!
Esta vena nostálgica que me entra se debe a que ahora uno sale por bares gays (en Barcelona, en Madrid o en Sevilla, da igual) y ve que todavía, 21 años después, se le sigue rindiendo homenaje a aquello. Pero lo más fuerte es que durante todos estos años no se ha dejado nunca de hacerlo. Está claro que todavía hay gente que se sigue poniendo palote cuando escucha el “I will survive” de Gloria Gaynor o “Yes Sir, I can boogie” de Baccara, pero a mi me parece de lo más antiguo, rancio y trasnochado. En mi opinión el boom de la música chochi fue un homenaje que se le brindó a finales de los 80’s y primeros de los 90’s a los 70’s, pero que se quedó ahí. Ese homenaje hoy en día ya no es tal, y se ha convertido en algo habitual que se llama “petardo”. Pero para mí lo único que tiene de "petardo" son las cuatro antiguas que se sienten super modernas echando la cabeza pa atrás cuando gritan lo de “explota me explota me expló”.
Ahora también se pretenden convertir en música chochi muchos éxitos de los 80’s de Vicky Larraz o Enrique y Ana. Pero lo siento mucho, no es lo mismo. Querer hacer algo chochi sin un por qué, sólo porque toca, porque ha funcionado en otros momentos o porque parece divertido, no es suficiente. Lo chochi del Satanassa surgió de repente, no fue algo ni pensado ni premeditado. De hecho el Satanassa años después cerró y con él se cerró toda una etapa. Creo que cada momento ha de tener lo suyo, lo propiamente suyo, su propio Satanassa. Si actualmente no cuaja ningún Satanassa es mejor esperar a que lo haga. A mi entender es más digno esperar que vivir de “rentas” del pasado. Satanassas ha habido siempre, sólo hace falta que llegue el actual. Y está a punto. Porque desde luego elementos, talento y arte los hay. Sólo hay que hacerlos estallar.
Como los granos, que si no lo hacen por sí mismos hay que apretarlos para que exploten. Que si no se enquistan y ahí sí que la hemos cagao.
jueves, 3 de marzo de 2011
¡Que te Exfolie un Pez, Guapa!
El otro día comentaba lo mal educada que es mucha gente en el cine. Pues eso también se puede hacer extensible al AVE. Por motivos de curro pillo a menudo el trayecto Madrid-Barcelona, y la verdad es que ahí das con cada energúmeno que no veas. Ayer mismo cogí el de las 07.20 de la mañana. A esa hora todos los pasajeros viajamos fritos y casi con la baba colgando. La peli de mierda que te ponen va de puta madre para quedarte totalmente alelao. Pues en eso que ayer se me sienta al otro lado del pasillo (servidor siempre pilla pasillo por aquello de que tiene las piernas largas) una mariquinchi trajeada, como muy estirada toda ella (y super corta de vista, porque casi tuvo que estamparse en la pared para ver el número de la butaca que le correspondía), con el diario “El Mundo” bajo el brazo y mostrando en la muñeca una pulserita con la bandera española. No digo más.
Pues nada, que vamos avanzando con el viaje, y a eso de las 09.15 de la mañana que la mariquinchi se pone a hablar a gritos por el móvil. Obviamente todos los que estábamos a su alrededor nos despertamos super alarmados pensando que habíamos descarrilado o algo. En eso que miro al tío para que se de cuenta que nos ha despertado a todos, pero se hace la loca (nunca mejor dicho) y se pone a hablar de PDF’s y webs como una posesa, dando por hecho que a los demás nos interesaban sobremanera sus avatares informáticos. Y nada, que la tía sigue hablando a gritos. Yo ya le miro con mala leche y me mira y como si nada. Sigue a lo suyo sin bajar la voz ni un poquito. Intento dormir con el arrullo del curso acelerado de PDF de fondo (como el resto de pasajeros) y nada, que no hay manera de aislarse de esa gilipollas. Ya me revuelvo en la butaca, me agobio, me desespero. Al final le digo que por favor salga a hablar por teléfono a la plataforma, y ahí que “la señora” me dice literalmente: “Son las 09.30 de la mañana. Si quieres dormir te vas a tu casa.” Y sigue hablando de PDF’s. Evidentemente flipo. ¿Pero se puede ser más absolutamente imbécil? Le contesto que ninguno tenemos por qué aguantar su conversación, y que a mí, particularmente, el mundo PDF no me interesa en absoluto, y menos a esas horas. Me vuelve a insistir en el horario, en que “es una hora más que razonable para hablar por teléfono” y que “no son horas para dormir”. “Que si quiero dormir que lo haga en mi casa” (por lo visto “ella” ya había decidido por mí qué tenía que hacer con mi vida) Anonadado y perplejo le digo que es un mal educado y que por lo menos podría respetar a los demás. ¡Y va la tía y me dice que la respete yo a ella! Doy el asunto por imposible y por zanjado, y la tía sigue a lo suyo. No caí en recordarle que Renfe siempre insiste en el respeto a los demás y que el uso de móviles se haga en las plataformas. Ahí no estuve rápida, lo reconozco.
De todas maneras, lo más flipante no es que la mayoría de la peña no respete a los demás con el uso de los móviles, si no que los que se sienten tan agredidos y molestos como tú se callen y no digan ni mu. Siempre esperan a que salga otro que se queje, otro que les resuelva el problema. Porque una vez que acabé mi enfrentamiento con la loca de la banderita española tuve un montón de miradas de complicidad, de esas que te dicen “sí, tía, estoy contigo, tía, te apoyo, tía, tienes toda la razón, tía”.
¡Cobardes!
miércoles, 2 de marzo de 2011
Humores que Matan
Uno ve películas españolas de antes de los 90’s y se da cuenta que en este país estamos perdiendo el sentido del humor. En Cine de Barrio, sin ir más lejos, se ven películas de Gracita Morales en las que se hacían chistes racistas, sobre mujeres, o sobre gays y, sorprendentemente, en aquel entonces no se escandalizaba nadie. Hace menos tiempo, en los 80’s, Martes y 13 hacía chistes sobre monjas que montaban en bicis sin sillín, o soltaba aquel famosísimo “¡Mi marido me pega!” y no pasaba nada. Hoy en día esos mismos chistes serían motivo de linchamiento y casi de pena de cárcel. También es lógico que en una sociedad que avanza se tengan que “vetar” ciertos chistes que puedan denigrar a algún colectivo. En eso estoy de acuerdo. Pero de ahí a prohibir hacer chistes de casi nada me parece muy exagerado. Estoy convencido de que se puede hacer humor con tacto y con respeto sin que nadie se sienta ofendido o herido (de eso tiene que aprender mucho el Sr. Galliano). Pero la ola conservadora, rancia y políticamente correcta que estamos mamando desde años, y que viene del otro lado del Atlántico, no nos está favoreciendo en absoluto. Los españoles siempre hemos tenido la virtud de sabernos reír de nosotros mismos. Y eso es síntoma de inteligencia. Y creo que ahora esa inteligencia la estamos perdiendo.
Curro como guionista en programas de humor y esa “censura” la vivo constantemente. Esa “censura” hoy se aplica en España casi como si fuera en Estados Unidos. Si haces un chiste de borrachos, la asociación de alcohólicos anónimos se queja; Si haces un chiste sobre mujeres objeto, se te quejan las asociaciones feministas; Si haces un chiste sobre Murcia, se te echan encima todos los murcianos. O como pasó hace unos años en el “Un, dos, tres responda otra vez”; salieron unos enanos haciendo no sé qué, lo vio la asociación de enanos, y vetaron que esos enanos volvieran a aparecer en el concurso de televisión porque les parecía que se les estaba ridiculizando. Lo peor de todo es que esos enanos se quejaron del veto a la asociación de enanos, porque no se habían sentido en absoluto ridiculizados y porque lo único que habían conseguido es dejarles sin curro.
En fin, sea como sea, el caso es que hoy en día no se puede decir ni mu, hay que ir con un cuidado que te cagas (y si no que se lo digan a Nacho Vigalondo). A mi entender es una pérdida total del sentido del humor, y un síntoma de que nos estamos convirtiendo en unos grises, unos tristes y unos amargados. Y lo peor de todo: Que estamos perdiendo nuestra propia identidad.
A mí, por ejemplo, como gay y catalán no me importa nada que se hagan chistes sobre gays y catalanes. Mientras se rían conmigo y no de mí creo que es de lo más saludable e inteligente que existe. Pero Intereconomía de saludable e inteligente tiene poco, ¿eh?. Lo digo porque me da que ahí se las dan de graciosos. Que llamar “chistosamente” chico, chica, chique a Carla Antonelli está muy lejos de ser humor inteligente.
O simplemente humor.
martes, 1 de marzo de 2011
Los Extremeños se Tocan
Hoy utilizo como gamerada el título de esta estupendísima peli española para comentar algo que siempre me ha inquietado mucho: la delgadísima línea que hay entre una mariquinchi super mega mariquinchi y una bolleraca super mega bolleraca. Lo de “extremeños” no tiene mucho que ver con el tema, pero aprovechando las declaraciones homófobas del alcalde de Badajoz, y que el Pisuerga pasa por Valladolid, pues me viene que ni pintao.
Paseando por Chueca uno a veces ve estampas que son como para hacerse varios documentales del National Geographic. Pero hoy no voy a entrar en la variadísima clasificación de subgrupos mariquinchis, que eso merece un estudio a fondo, y aún me faltan muchos datos para completarla. Lo que seguro os habrá pasado a muchos, por lo menos servidor lo he comentado con algún amigo, es que en alguna ocasión ves a uno pensando que es un pedazo de maricón y resulta que en realidad es una bollo mucho más macha y con muchísima más actitud que Bruce Springsteen. Y eso es lo que me inquieta realmente: ¿Qué es lo que puede llevar a una loca loquísima y a una bollo super mega macha a cortarse el pelo de la misma manera? No me negaréis que a veces cuesta muchísimo distinguir, a primera vista, quién es quién. Este año, en la breve edición de OT, ha habido dos concursantes que son un buenísimo ejemplo de lo que estoy comentando. Uno era ese que era así como inglés, que llevaba un corte de pelo a lo María Escario, y que era como un cruce entre K.D. Lang y María Patiño pero con movimientos y ademanes de Paloma San Basilio. Muy friki. Muy raro. ¡Charlie! ¡Eso! Y luego el otro, el ganador. Que no sé si era mariquinchi pero como si lo fuera. Un tal Nahuel, que era lo más parecido a una bollo. Era un cruce cuasi perfecto entre Rosana y Raquel Revuelta, pero la de Homo Zapping.
Pues eso, que el tema de hoy no es que de mucho más de sí, pero que es algo que siempre me he preguntado. Me parece curioso que dos tipos de personas que son tan totalmente opuestos en todo, y sobre todo en actitud, tengan un aspecto físico que puede ser tan sumamente igual. Y nada, que eso de que los extremos se tocan es una verdad como un templo. Y si son extremeños todavía más. Aunque sólo sea por joder al alcalde. Aunque a mí me da que a este señor le pone más un cruising que a un tonto una tiza. Que ya sabemos todos la cantidad de políticos que van de heterazos y luego, en realidad, lo que les pone es transformarse en Concha Piquer. Y eso sí que es inquietante de verdad. Ahí si que hay una delgadísima línea. Que el día que se rompa, el congreso y los ayuntamientos de toda España van a tener más derroche de laca y pestaña postiza que el festival de la OTI.
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