martes, 29 de noviembre de 2011

Parodia-ismo y Parodia-istas


Lo que los periodistas de este país hacen por nuestro idioma es como para tirotearlos a todos sin la más mínima piedad. Da igual en el medio de comunicación que lo hagan porque prácticamente todos son igual de básicos y previsibles a la hora de construir frases tópicas y usar lugares comunes. No sé si será por eso de resultar políticamente correcto o qué, pero el caso es que a mí me generan una vergüenza ajena tremenda.  Leer o escuchar expresiones tan manidas como “se respiraba una tensa calma”, “el gigante asiático”, “el sentido común, el menos común de los sentidos” o “no hubo que lamentar víctimas” son muy Matías Prats, heredero de una escuela de periodistas que ya no sabes si están dando una noticia o recitando un diálogo de “Pasión de gavilanes”. Me imagino que muchos de ellos se deben sentir García Márquez al usar este tipo de lenguaje porque no hay más que ver lo a gusto que se quedan tras soltar alguna de estas perlas. Que muchos dejan caer una sonrisilla o un guiño como diciéndonos: “Hay que ver el ingenio que tengo, lo que se me acaba de ocurrir”. Y resultan patéticos. Más todavía. 
Pero lo peor de todo es que este tipo de periodismo barato se ha especializado en géneros: Pedro Piqueras se ha erigido como el gurú del periodismo de “sang i fetge” (“sangre e hígado”, como diríamos los catalanes), que no es que sea periodismo amarillo, es que el tío lo ha elevado a la categoría de apocalíptico. Frases o expresiones como “imágenes dantescas”, “una catástrofe de dimensiones bíblicas”, “voraz incendio” o “el mundo de la droga, esa lacra social” se repiten constantemente como si siempre se inventaran en el momento o se dijeran por primera vez. El periodismo deportivo tampoco se queda corto: “Duelo en las alturas”, “calma tras la tormenta”, “el jugador vence y convence” o “se dejaron la piel en el cuadrilátero”. Pero si hay un género que ya le pone a uno los pelos como escarpias es el de la prensa rosa. Ahí el derroche de glucosa y de cursilería es ya como para estrangular a esa nueva especie de redactores que dejan a la mismísima Corín Tellado al nivel de Marilyn Manson: “El diestro sufrió la peor cornada de su vida”, “la actriz ha interpretado el mejor papel de su vida al convertirse en madre”, “ha rehecho su vida” o “tiene el corazón ocupado”… En fin, sin comentarios.
Y ante semejante panorama no es de extrañar que muchos nos quejemos de lo mal que se habla en este país. Que teniendo un idioma tan rico en vocabulario y matices sean precisamente los medios de comunicación los que lo reduzcan a cuatro términos que se usan para todo. Que ver cómo se destroza la lengua es cada vez es más habitual. Que personajes como Belén Esteban están justo en el extremo opuesto al de esos periodistas redichos, pero que los dos son igual de dañinos y perjudiciales. Porque lo peor de todo es que este tipo de televisión se retroalimenta y personajes como la Esteban toman como ejemplo de español bien hablado lo que hacen esos periodistas. Y claro,  luego no es de extrañar escuchar a famosos que quieren de dárselas de cultos y versados frases tipo “cayó el Danubio universal”, “me puse hecha un obelisco”, “me dejo la piel en el pellejo” o “le hicieron una operación a corazón abierto pa ponerle un pay-pay”.
Y así nos va.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Con Dolores en el "Cospedal"


No me gusta nada que haya ganado el PP. Tampoco me gusta nada que la jodida ley D’Hont haga que mi voto valga menos que el de otros ciudadanos. Tampoco me gusta nada que haya habido tantísima abstención. Pero lo que tampoco me gusta nada es leer hoy en las redes sociales el aluvión de mensajes apocalípticos y catastrofistas de gente supuestamente inteligente y muy tolerante que insulta y se caga en la madre de los que han votado una opción diferente a la suya. A gente supuestamente inteligente y muy tolerante que está vaticinando un futuro muy negro cuando todavía no ha pasado nada. A gente supuestamente inteligente y muy tolerante que dice que hemos vuelto a 1939, a la dictadura y a la Inquisición. Todo eso me parece tan estúpido y tan poco responsable como aquellos otros que dicen que gracias a la llegada del PP todo se va arreglar en dos días.
Yo no sé otros, pero yo he votado lo que creía que tenía que votar y pienso seguir peleando por lo que creo que se tiene que cambiar. Y que si uno teme que le van a quitar sus derechos o lo que sea, que ayer se hubiera acercado a votar. Que quejarse ahora es muy fácil. Que el índice de abstención que ha habido acojona y mucho sabiendo que podía pasar lo que finalmente ha pasado. Y que antes de ponerme a insultar y a adivinar el futuro voy a esperar a ver qué pasa y a ver qué hacen realmente estos señores del PP. Que prefiero no malgastar mis fuerzas ahora y utilizarlas cuando realmente las tenga que utilizar.
Pues eso, que esta mañana al abrir Facebook me ha cabreao mucho. Que entre mis cientos de "amigos" hay muchos que van de inteligentes y muy tolerantes y a más de uno hoy se le ha visto el plumero. Que si hoy te quejas haberte movido ayer.  Y que si no te gusta lo que ves intenta cambiarlo.
Y eso mismo es lo que he empezado a hacer hoy en mi Facebook. Que ya ves tú, que tampoco me va a cambiar la vida. Pero a lo a gusto que se queda uno, ¿qué? 

martes, 15 de noviembre de 2011

Prêt a Potar


La de veces que he salido de “shopping” y me he vuelto a casa con las manos vacías. Que uno ya se ha pateado trescientas mil veces los H&M’s y compañía y nunca encuentra lo que busca. Que tampoco es que uno sea muy exigente, que lo que uno sale a buscar es un jerseicinchi, una sudadera o un polito apañao pero que tengan un puntito, eso sí. Que lo que busco desesperadamente son basiquitos, de colores normalitos, prendas muy sencillitas de uso así como muy cotidiano y que sean baratitas, que no está la cosa pa muchos excesos. Pues que no hay manera, oye. Que cada vez que me acerco a alguna tienda de estas lo que me encuentro es un horror. Que no sé si es por la crisis o por esa regresión a lo peor de los ochentas, pero parece que a los diseñadores de estas marcas les ha dao un parraque y han pensao "qué es lo más horrible que se puede diseñar". Que si por fin encuentras un jersey mono, o te queda como un saco de patatas o pareces un rodaballo atrapao en la red o no lo hay de tu talla. No falla. Que si por fin encuentras una sudadera que no tenga unos cordones imposibles o letritas o alusiones a universidades norteamericanas seguro que cuando te la pones o pareces una morcilla de Burgos o Amaya Uranga, que no hay términos medios, que lo tengo comprobado. Que cuando por fin encuentras algo que te gusta o tiene un cuello imposible o botones de abuelo o sólo lo hay en  colores tan favorecedores como el garbanzo aplastao o el caquita anodina. 
Y es que con tan sólo mirar los escaparates de estas tiendas, con esos maniquís ataviados con prendas dignas del peor “tronista” de “Hombres y mujeres y viceversa”, ya te entra un mal cuerpo que pa qué. Pero que te vas a tiendas más caras y el panorama no es mucho más alentador. Que es más de lo mismo pero con tejidos que por lo menos no te exfolian la piel pero sí la cartera. 
En definitiva, que no me he comprado nada. Y que me da una lástima tremenda no haber conservado algunas cosas que me compré en los ochentas. Que eran igual de horrendas que las que ves ahora en estas tiendas pero por lo menos hubieran sido genuinas. 
Que para parecerte a C.C.Catch mejor vestir tan espantosa como iba ella y no como ese pseudo sucedáneo anodino de consumo rápido llamado Katy Perry. 
Ea.

martes, 8 de noviembre de 2011

¡Bótalos!


Robertito tiene un curro estupendo y vive en un piso muy coquetón. Lo tiene decorado a la última moda: Muebles de Ikea mezclados en absoluta armonía con objetos retro, cuadros de Audrey Hepburn y algún que otro detalle carísimo de diseño para que se note que él es muy gay. Y por si a alguien le quedara alguna duda su baño es un derroche de cremas revitalizadoras, potingues con liposomas y cientos de colonias con la marca de sus diseñadores favoritos. Robertito es del PSOE hasta la médula y esta super orgulloso de votar a un partido que defiende sus derechos.
Albertito también tiene un curro estupendo y también vive en un piso muy coquetón. También lo tiene decorado a la última moda: Muebles de Ikea mezclados en absoluta armonía con objetos retro, cuadros de Audrey Hepburn y algún que otro detalle carísimo de diseño para que se note que él es muy gay. Y por si a alguien le quedara alguna duda su baño es un derroche de cremas revitalizadoras, potingues con liposomas y cientos de colonias con la marca de sus diseñadores favoritos. Albertito es del PP hasta la médula y esta super orgulloso de votar a un partido que, aunque no defiende abiertamente sus derechos, él argumenta que sí lo hará porque cada vez hay más maricones entre sus filas.
Que Robertito y Albertito saben que hay mucho paro, que la cosa está muy mal. Que hay mucha gente malviviendo, mucha gente a la que le quitan sus casas. Pero tanto a Robertito como a Albertito lo que más les importa es que no les quiten sus “derechos de homosexuales”. Que para ellos eso de casarse y montar un bodorrio es un derecho fundamental. Que con eso ya se sienten en igualdad de condiciones que el resto de la humanidad. Y eso porque tienen un curro estupendo y un piso ideal. Que el día que dejen de tenerlos, Dios no lo quiera, a lo mejor se empiezan a plantear que hay que anteponer otro tipo de derechos más fundamentales todavía... 
Porque casarse y vivir bajo un puente no es plan. Y mucho menos para unos gays como ellos. Porque además: ¡¡¿Dónde pondrían entonces sus cuadros de Audrey Hepburn?!!
Un drama.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Asesinos en "Serie"


Me tienen absolutamente maravillado las series que están produciendo los norteamericanos a partir de esta última década: Lost, A dos metros bajo tierra, Mad Men, True Blood, Los Soprano, The Killing, American Horror Story, Boardwalk Empire, Fringe, The Walking Dead y muchísimas, muchísimas más. Que no da tiempo a verlas todas. Es un aluvión tremendo y de una calidad abrumadora. Es evidente que la televisión se ha comido a un Hollywood totalmente en crisis y que es allí donde ahora se pueden disfrutar de las mejores obras que se están produciendo en EEUU. Las hay de géneros para todos los gustos pero todas con un denominador común: La calidad. Con guiones excelentes, interpretaciones brillantes, direcciones maravillosas y producciones impecables que no olvidan ni el más mínimo detalle. Con esta nueva manera de hacer televisión no es de extrañar que grandes nombres del celuloide se estén cruzando de acera: Desde Martin Scorsese, Steve Buscemi, Anna Paquin, Jessica Lange, Christina Ricci, Kathy Bates o Joe Mantegna hasta el mismísimo Dustin Hoffman, que en breve protagonizará “Luck”, la nueva serie de HBO. Pero también hay que decir que de todas estas series está saliendo una cantera impresionante de autores y/o directores. Que nombrar a J.J. Abrams o Alan Ball son palabras mayores. Y también es enorme el descubrimiento de grandísimos actores y actrices como Jon Hamm, Frances Conroy, Connie Briton, Elisabeth Moss, Christina Hendricks, Michael C. Hall, Kristin Bauer, Rutina Wesley, Mireille Enos y un larguísimo etcétera.
Y claro, es inevitable que luego comparemos todo este derroche de creatividad con las series que se siguen haciendo en España. Que aquí siempre se busca la excusa de que nuestras series no disponen del mismo presupuesto, ni del mismo número de espectadores para acaparar un mayor índice de audiencia. Que una serie en inglés, además, se puede vender a todo el planeta. Pero en mi modesta opinión son todo excusas porque aquí o no se sabe o no se quieren hacer series así. Que aquí lo que se busca es contentar a todo tipo de públicos en una misma serie teniendo como resultado productos totalmente blancos, ñoños y mediocres. Que si los americanos arrasan con “Lost” aquí se hace una mala copia con “El barco”. Que por copiar se plagia hasta la banda sonora, que se creen que con eso ya están haciendo la misma serie. Que aquí no se hacen castings en condiciones, que aquí se buscan niños y niñas monas pa lucir tipín porque así creen que se cautiva a más audiencia. Que se construye un decorado salomónico de un barco entero para que no se diga que aquí no se hacen las cosas bien. Que la construcción de ese barco se lleva más presupuesto que un solo capítulo de “Alias” de J.J. Abrams. Que aquí se construyen tramas bobas e insustanciales para conquistar tanto a jóvenes, adultos, abuelos y niños, y que se estiran como un chicle sin tener en cuenta el ritmo de narración. Que aquí se entiende por ritmo mover mucho la cámara y editar una secuencia con muchos planos distintos aunque no esté pasando nada de nada. Que aquí los guiones no se cuidan, que los diálogos son totalmente artificiales y forzados, que los personajes que se construyen son planos y no tienen la más mínima enjundia. Vamos, que salvo en contadísimos casos, a la series españolas les queda aún mucho camino por recorrer. Y no porque no haya talento para hacerlas, que aquí lo hay y mucho. Que aquí lo que tiene que cambiar es la mentalidad de cadenas y productores. Que hacer una buena serie no necesita de presupuestos multimillonarios. Que aquí se despilfarra mucho dinero en lo que no hace falta y en lo que realmente hace falta no se invierte. Que aquí lo que se quiere es copiar, pero es que hasta para copiar hay que saber hacerlo bien. 
Y si no ya veremos que pasará con esa serie de hombres lobo que está rodando Belén “Rueda”… Que todo huele a ir a rebufo de “True Blood”… Pero que me temo que será como “Los Serrano”… Pero aún con más pelo... 
Y más caspa…