jueves, 10 de febrero de 2011

Delgada Madrina


¡Y nunca mejor dicho! Porque eso es lo que nos hace falta a más de uno que, como Terelu, tenemos tendencia a engordar. Uno se ha tirado mucho años intentando combatir "esos kilos de más" (frase que no soporto por cursi y porque te está llamando vacaburra muy sutilmente) pero que no hay forma humana de conseguirlo. Llevo años intentándolo comiendo menos, yendo al gimnasio, haciendo alguna que otra dieta imposible, y oye, que no, que la línea de flotación se mantiene ahí resistiéndose a abandonarme. Y claro, como uno lo intenta y ve que no hay resultados inmediatos (no nos engañemos, todos queremos vernos delgadísimos y monísimos a la voz de “ya”) pues lo manda todo a la mierda y se vuelve a poner tibio de bollería industrial y de todo lo que le ponga hecho una vaca. Y después pasa lo que pasa; que tras un época de abandono total, uno vuelve a verse hecho una morsa de trescientos kilos y decide volver al ataque, a los remedios milagrosos que sabe que no sirven para nada. 
Por otro lado nuestro aparato digestivo es el que lo pasa chungo, chungo pero de verdad; primero porque le acostumbramos a “burguerkins” y “chocomierdas” y después, cuando nos da el remordimiento, porque lo ponemos a super mega dieta, tanto que como mucho ve una hojita de lechuga, y siendo generosos. En definitiva, que esto de querer ser delgado es un horror cuando tu cuerpo se niega a serlo. Eso es como cuando una nace rubia rollo anuncio Timotei y quiere ser morena; pues que por mucho que intente ser morena teñida siempre le termina saliendo la rubia que lleva dentro. Y me pregunto yo: ¿Los gordos, entraditos en carnes o rellenitos cuando nos quedamos como Kate Moss seguimos siendo gordos en esencia? Dicen los tópicos que los gordos son alegres y que los delgados tienen mala hostia… ¿Y un gordo que pasa a ser delgado deja de ser feliz y se convierte en un gilipollas? 
Ay, no sé, que me estoy yendo por los Cerros de Úbeda… 
Mira, servidor, mientras tanto, y por si acaso, seguirá machacándose en el gimnasio. Que como lo deje podría acabar como Alex de la Iglesia y eso como que no.  Aunque a él ahora si que le ha venido a visitar Delgada Madrina… ¡Y en forma de balón gástrico! ¡Y hay que ver lo estupendo que se ha quedado el tío! ¡Para que luego digan que las hadas no existen! Visto lo visto voy a esperar a ver si me viene a visitar la mía en forma de liposucción o algo. Y creo que voy a ir a esperarla a una clínica de esas de ricas y famosas que hay en La Moraleja. Que hablando de hadas y de cuentos creo que es el lugar más adecuado para que mi cintura encuentre, por fin, su final feliz.

3 comentarios:

  1. Eso de que los gordos son felices y los delgados no lo son es un tópico como una catedral. Si uno está estupendo y le encanta mirarse en el espejo, ¿cómo va a estar siempre de mala ostia? Digo yo que lo estará el que no puede ni verse. Al final es todo cuestión de equilibrio: cuidarse sin obsesionarse, y hacerlo durante todo el año para que no hagan falta dietas, operaciones bikini, cremas-timo y demás mentiras. Más que ante el buen tiempo, es una actitud ante la vida.

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  2. jajajajajaja cómo se nota que eso lo dice uno con tipín! jejeje ;) Es todo coña, ya sabes que me lo tomo todo bastante poco en serio. Gracias por seguirme!!!!

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  3. ¡¡¡ Pero si tú estas estupendísimo de la muerte .. ª!!!!!!jajjajjajajjajajj...
    La del Paraiso.

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