Uno ha sido siempre muy sensible a los olores. Herencia paterna, y puedo decir que para unas cosas es cojonudo pero para otras es una enorme putada. Para subirse en el metro, sobre todo en verano, es una auténtica tortura china. Que la gente se ducha poco en enero o en agosto es algo que también lo puedo certificar absolutamente. Además parece que uno tenga como un imán para atraer a los más cerdos y cerdas. No sé cómo me lo monto pero siempre me toca un sobacarro cerca que me revuelve, literalmente, las tripas. Porque hay olores chungos, pero el olor a chotuno es de los que llevo peor. Y sobre todo cuando ese olor es así como denso, que ya está impregnado en la ropa y que no se va ni con aguarrás. Y si encima esa peste se quiere camuflar con colonias o perfumes la combinación es ya una absoluta bomba letal. De todas maneras confieso que he tenido una suerte tremenda al medir más de un metro noventa, ya que los olores me suelen quedar bastante por debajo de la nariz. Por eso siento una absoluta solidaridad con la gente bajita que tenga la misma sensibilidad olfativa que yo. Porque lo deben pasar de puta pena. Eso tiene que ser horroroso.
Este tipo de olores es muy típico encontrarlos también en algunos taxis (en todos no, que hay taxistas que se pasan al otro extremo y te meten un chutazo de ambientador, que te dan ganas de bajar la ventanilla y respirar tubos de escape) Pero cuando uno se sube en un taxi dónde el olor a sudor ya está impregnado hasta en los reposa cabezas, ese es uno de los momentos más asquerosos y repugnantes que se pueden llegar a vivir. Que mira, que yo entiendo que el que está todo el día de aquí para allá termine sudando y, por lo tanto, oliendo. Entiendo la gente que tiene un olor fuerte. Los entiendo a todos siempre que mantengan una higiene. Lo que no puedo entender es al guarro de por sí, que hasta parece que le da morbo apestar. Mira, desde hace un tiempo, entre un subgrupo de gays que se conoce como el de los osos, existe otra subespecie de tíos que les mola ir de guarros, que se enorgullecen de serlo, y que les gusta practicar el guarreo. Entiendo que haya gente (bueno, en este caso no lo entiendo) que tenga morbos así. Porque a servidor eso de comerse un sobaco sudado o chupar un calcetín usado pues como que no. A mi se me acerca uno con olor a rancio y no le escupo en la cara porque sé que le pone. Como tampoco, y me paso al otro extremo, entiendo a las marilicras (otro subgrupo gay; sí, esto tiene más subgrupos que la clasificación de los insectos) que te dejan anestesiado de Dolce&Gabanna con tan solo rozarte. Que ni lo uno ni lo otro, vamos.
Y bueno, hasta ahora uno estaba acostumbrado a este tipo de olores y los esquivaba con bastante soltura. Pero ahora, con esto de que ya no se puede fumar en ninguna parte, los de los olores ha sido una erupción peor que la del Krakatoa. Ahora cuando entras en un bar, en una tienda o una oficina no huele a tabaco, no, eso es maravilloso, pero huele a agrio y a sobacazo que tira para atrás. ¡Hay que ver la de olores que camuflaba el tabaco! Y eso que estamos en febrero, que cuando llegue el calorcito esto va a ser más peligroso que la gripe porcina.
Me lo huelo.
Yo te entiendo a la perfección! Además soy bajita de cojones! no tengo tanta suerte como tu de que los olores queden bajo mi nariz, sino que el olor me lo untan muchas veces en el hocico! Y en verano ni te cuento! yo también me lo huelo!
ResponderEliminarUfff... es lo que tiene el transporte público (no conduzco, así que te entiendo perfectamente). Y lo del tabaco en los bares... ahora es el Frito´s Revival!!!
ResponderEliminarComo siempre, un placer leerte (y felicidades porque los títulos están siendo de antología) ;-)
Yo empezaría a comercializar YA ambientadores para bares con olor a tabaco!!! :-)
ResponderEliminarLo tengo claro... voy a armarme con un desodorante de esos gigantes y a rociar a todo el que apeste! jajaja Y si no es suficiente me gastare la nómina que no tengo en ambi pur! jajaja
ResponderEliminarMuchas gracias Pedro!!!!!!! ;)
ResponderEliminaruuuuu pues imaginate yo con mi 1´62.... todo a la altura de la nariz ... no aguanto los olores, los cabellos grasos y desaliñados, las barbas como si fueran montes salvajes ..las manchas ... ¿ pero como se puede ligar asi ??? tambien creo que lo peor de todo ... es el intentar camuflar ... eso es mortal !!! Tenian que denunciar a los locales que no tubiesen bien la extraccion de los olores ... me gusta no oler a humo ... pero .. sinceramente .. no sé que sera mejor si Ô de NICOTINEL o Ô de SOBAKEISON
ResponderEliminarLa del Paraiso
jajajajajaaj qué tremenda eres, la del paraiso!!!
ResponderEliminarHombre, yo no negaré que un punto le encuentro al olorcillo a sobaco, no obstante, hay olores que tiran para atrás, y eso no hay por donde cogerlo. El punto que digo es ese que hace a alguien humano, algo más animal por así decirlo. Ahora sí, creo que prefiero que huela un poco a chotuno en una discoteca antes de que huela a tabaco, que eso si que no lo soporto...
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