martes, 31 de mayo de 2011

Pepino Fatal #pelispepineras

Ella corre como loca, gritando desesperada, berreando de pavor, mirando hacia atrás para comprobar si él la persigue todavía. Y sí, él sigue ahí. Corriendo más lentamente que ella, arrastrándose un poco, pero avanzando a cierta velocidad. Y pepino en mano. Pepino amenazador como arma apocalíptica. Porque a su alrededor todo es muerte y devastación. No queda nada vivo. O por lo menos eso parece. Pero ella sigue corriendo. Sin saberlo se mete en un callejón sin salida. Busca y busca por dónde huir de una muerte segura. Él llega al callejón. Jadeando, cansado, babeante, gruñendo. Al verla encerrada en el callejón sonríe sádico. Frota la punta del pepino en su chaqueta hecha jirones para sacarle brillo. Ella se gira, le ve y lanza un grito mudo. Se tapa la boca con horror. Tampoco quiere mirar. No quiere enfrentarse a su propia muerte. Él avanza. Lentamente, arrastrándose. Pero avanza. Ella piensa cómo salir de allí. Por suerte usa un revitalizador de uñas colosal (recuerda) que además se las deja de ensueño. Ella reacciona. Abre sus manos, se las mira, observa sus uñas con esperanza. Pero él sigue avanzando, apuntándola con el pepino desafiante. Y sin pensárselo dos veces ella clava sus uñas en la pared. En ambos laterales del callejón. En ambas paredes. Y como si siempre hubiese sido una gimnasta rumana, una alpinista vocacional, trepa a toda velocidad hacia el cielo. Clavando sus uñas. Sirviéndose de ellas. Él se queda abajo. Mirando hacia arriba. Esperando un mal paso de ella. Deseando verla caer. Pero ella se aferra con fuerza al hormigón de las paredes. Sus uñas resisten. No hay problema. Desde allí, desde esa altura, sólo puede ver más apocalipsis y más devastación. Un cartel que reza “Achtung!” le recuerda que está en Alemania. Y oteando el horizonte sólo ve muerte y más muerte. Cadáveres y cadáveres. Pepinos y pepinos. Como un inmenso mar alegoría de una gran ensalada macabra. Y desde allí, literalmente clavada a la pared y a sus recuerdos, intenta hacer memoria para recordar cómo empezó todo. Empieza a hacerlo pero un infame recuerdo le hace agitar la cabeza para no recordar más. Eso la turba. Y de repente ve que una de sus uñas empieza a quebrarse. El revitalizador no era tan colosal. Quizás fue víctima de una oferta engañosa. Y otra uña empieza a quebrarse también. Abajo. Él sigue abajo. Con la mirada fría y despiadada. Con la boca abierta. Y pepino en ristre. Mirándola, esperándola caer. Otra uña se rompe. Una mano ya no aguanta y ella cae. Queda colgando de una sola mano que continúa clavada a la pared. Se balancea. Las uñas se van quebrando más y más. Ella teme lo peor. Él se revuelve abajo oliendo carne fresca. Esperando carne fresca. Las uñas, mientras tanto, van quebrándose, rompiéndose, haciéndose añicos. Ella está a punto de precipitarse al vacío. Y parece que iba a suceder lo inevitable cuando de repente sucede lo inesperado: un minúsculo pedazo de uña salta con virulencia y va directo a un ojo de él. El minúsculo pedazo se incrusta en su pupila, rasgándola. Grita de dolor. Ella entiende que es su fin y se precipita al vacío. Se deja morir. Ya da todo igual. Está cayendo. Él la obligaría a comer ese pepino letal. Pero de repente cae sobre algo blando. No se hace daño. Al instante comprende que ha caído sobre él. Le ve mal. Con un ojo a la virulé, sanguinolento. Él quiere atraparla pero su falta de visión lo impide. Ella consigue zafarse de él, salir de ahí, huir corriendo de aquel callejón. Y sin uñas. Bueno, con uñas rotas. Menuda mierda de revitalizador de uñas. Y cuando todo parece que ha terminado se topa con un grupo de tres seres que abren fuertemente sus miradas cuando la ven llegar. Cada uno de los seres lleva un pepino en la mano. Ella no puede más. Aquello es una pesadilla sin fin. Está cansada, agotada, muerta. Los tres seres avanzan hacia ella, lentamente, arrastrándose. Ella ya no puede casi ni respirar, no le queda fuelle. Y ve su salvación. En el suelo. No le queda otra. O sería devorada por aquellos seres. Y no se lo piensa más. Se agacha. Coge aquel pepino. Y se lo come. Y lo mastica mientras observa a esos tres seres aproximarse. Y cierra los ojos. Termina la pesadilla. Ahora soñaría con España. Con las bonitas tierras de Málaga. Porque al abrirlos de nuevo ya tendría que quedarse en aquella pesadilla perpetua. Y en Alemania. 
Pepe.

jueves, 26 de mayo de 2011

Giorgio Armario

Prometí que volvería al mundo de las mariquinchis y aquí estoy de nuevo. Que lo de tener conciencia social y política está muy bien, pero también hay que entretener al espíritu con otras cosas más mundanas. Y el otro día no es que mi espíritu se entretuviese, es que sufrió un shock en toda regla. Vamos, que ni con las concentraciones de la Puerta del Sol lo había sorprendido tanto. Resulta que me hicieron una “tourné” por locales de musculocas de Madrid (dícese de bares y salas de fiestas para gays musculados). No era la primera vez, pero como hace tanto que no iba, se me había olvidado lo kitch, por decirlo de una manera fina, que era todo. Se me había olvidado que en esos mundos no existe ese terrible olor a ambientador. Y no lo hay porque la musculoca es una especie que se trae el ambientador puesto de casa. La musculoca es de perfumarse hasta la extenuación y es horroroso lo que esos locales huelen a colonia Armani, Dolce & Gabanna, Gaultier, Crossmen, Calvin Klein, Azur de Puig y Farala vintage. Así. Todo mezclado. Tremendo. Que te tomas un copazo y no sabes si te estás bebiendo un frasco Brummel. Es un poco como la planta de perfumería de El Corte Inglés pero a lo bestia y más oscuro. Pero el impacto no acaba ahí: El desfile de cejas depiladas y cuerpos depilados te recuerda un poco a lo que debe ser la fábrica de muñecas Berjusa. El desfile de escotes hasta el ombligo y camisetas XXXXS de mega marca te traslada a lo que debe ser un desfile de “haute couture” de “Creaciones Paqui”. Y si a eso le sumas los éxitos de Rihanna más un “touch” de Fórmula Abierta como banda sonora empiezas a buscar como loco a Emma García porque ya no sabes si estás en el plató de “Hombres y mujeres y viceversa”. Y salí de allí, claro. Pero después me llevaron a otra discoteca también de musculocas. Pero en este caso de musculocas peludas. O sea, de muscul-osas. La muscul-osa no se trae el ambientador de casa. Ésta no. Y el local tampoco se lo gasta en ello. Que aquí lo que mola es oler a chotuno. Se ve que en el lenguaje corporal de las anabolizadas si te depilas debes hacer rica a Armani y si te dejas el pelo tienes que ser una guarra. Debe ser toda una filosofía de vida que yo aún no termino de pillar. ¿Por qué la musculoca lleva una camiseta de marca cinco tallas menos y la muscul-osa lleva una camiseta guarra H&M o camisa a cuadros sin lavar? Lo único que he visto es que ambas subespecies se la quitan nada más entrar al local. Que a las dos las gusta enseñar un pectoral (con o sin pelo), y que a las dos las mola una Rihanna o un house discotequero pa empezar a cimbrearse al primer atisbo de un chumba chumba ramplón. Y eso sí, mucho músculo y mucha espalda pero a la que suena Madonna todas, la musculoca y las muscul-osa, chillan como posesas y a todas se las va la mano al collar de perlas. Pues eso. Que me fui a una disco de osos. Y allí no hay músculo, allí hay más de sobrepeso. Que las mariquinchis, otra cosa no, pero nos hemos subdividido en grupos que ríete tú de los manuales de cualquier endocrino. Para que luego digan que nosotras no vigilamos la alimentación. Que somos unas frívolas. 
Pues que se sepa: las mariquinchis somos muy de dieta mediterránea. 

martes, 24 de mayo de 2011

Burguesas con Queso

Que el PP iba a arrasar en toda España en estas elecciones estaba más que cantado. Que el PSOE se iba a dar una hostia estaba más que cantado también. Que las inminentes movilizaciones del 15M no iban a afectar mucho en los resultados era también bastante probable. Y al final todo eso es lo que ha pasado. Pero lo que me parece más absurdo de todo es que haya tanta gente decepcionada porque ha pasado lo que ha pasado. Gente que se pensaba que con acudir tan sólo seis días a concentraciones lo iba a cambiar todo. Y eso es lo que me parece más triste. Que muchos hayan dejado de confiar en el 15M porque se pensaban que era como una pildorita milagrosa que le iba a dar la vuelta a este país como quien no quiere la cosa. Gente que pensaba que una revolución es algo que se gana por ir cuatro días a pegar gritos a una plaza. Y me da mucha pena porque un “despertar” así es lo que estábamos esperando todos desde hace tiempo. Por suerte también somos muchos los que sabemos que una revolución no se gana en dos días. Que por fin esta vez la gente ha votado lo que realmente ha querido votar y se ha dejado de “votos útiles” que sólo benefician a los de siempre. Que pensar que por votar como hemos votado le hemos dado la victoria al PP es un error. Que el PP iba a arrasar de todas maneras se hiciera lo que se hiciera. Y sí, es una putada tener el color azul por todas partes. Pero que lo que tenemos que empezar a pelear ahora es que en las elecciones del año que viene no vuelva a suceder lo mismo. Y creo que la indignación general es la llave para que eso no pase. De todas maneras hay algo de todo esto que es lo que más me ha llamado la atención. Y es la cantidad de votantes del PSOE que ahora nos echan la culpa a los que no les hemos votado. Nos culpan de que el PP haya ganado porque no les hemos votado a ellos. Nos acusan de traición, de haberles fallado y que ahora, a causa del 15M y Democracia Real Ya, tenemos lo que nos merecemos. Que los indignados somos, en definitiva, los que les hemos regalado España a los del PP. Y de lo que no se dan cuenta es que el PSOE ha perdido porque muchos ya no lo vemos un partido de izquierdas. Porque el PSOE sí que nos ha fallado a muchos ciudadanos. Que el PP ha ganado sólo porque el PSOE lo ha hecho del culo. Y sí, hasta ahora estaban convencidos de que el votante de izquierdas les votaría, hicieran como lo hicieran, para que el PP no saliera ganador. Pero esa es una de las cosas que precisamente ha cambiado. Ahora muchos ya no regalamos nuestro voto a alguien que luego se lo pasa por el forro. Ahora tendrá que ser el propio PSOE el que cambie las cosas si quiere ganar unas elecciones. Y lo más importante, si quiere ganar tendrá que ganarse la confianza de unos ex electores indignados y totalmente escépticos. Y que cabrearse y echar la culpa a los votantes de izquierdas por no apoyarle no es el camino. Que eso es lo que hacen, precisamente, los del PP. Que lo de “estás conmigo o estás contra mí” es un discurso muy facha y muy burgués. Y esto es lo que estoy notando tras las elecciones en muchos votantes del PSOE. Y si se va por ese camino, malo. Que al final eso de que PSOE y PP son lo mismo va a ser una verdad como una casa. Y en todos los sentidos. Y viendo lo que estoy viendo, cada hora que pasa, cada vez estoy más convencido de que el 15M es lo mejor que le ha podido pasar a este país. Y yo, por lo menos, ahí voy a seguir, apoyándolo, sumándome. Que el movimiento se demuestra andando, que las cosas de palacio van despacio. Y que echar balones fuera es lo que nos enseñan los políticos que tenemos. Pero nosotros, ahora que tenemos nuestro propio balón, en vez de echarlo fuera vamos a jugarlo.
¡Uy, pero si me he puesto hasta futbolero y todo! Estoy que no me reconozco. Prometo volver con las mariquinchis.
¡Pero ya!

jueves, 19 de mayo de 2011

¡15 de Mayo Y nos Quitamos el Sayo!

Hoy no voy a hablar ni de mariquinchis, ni de festivales, ni de Alaskas, ni de ná. ¡Hoy de lo que tengo ganas es de gritar a saco mi felicidad y alegría! ¡Porque lo que está pasando estos días en este país es mu grande! Que las concentraciones en la Puerta del Sol de Madrid y en otros muchos puntos de España indica que los españoles nos hemos hartado de nuestros políticos y sus políticas, y que ya no estamos dispuestos a callarnos más nuestra indignación. Que por fin lo decimos en voz alta y clara y que dejamos de quejarnos en silencio. Y por lo que parece tampoco es algo que esté sucediendo sólo en España. Que parece que portugueses e italianos también están empezando a hacerlo. Que de lo que pasó en Túnez y Egipto hemos tomado buena nota y estamos empezando a hacerlo en Europa también. Y que aunque los políticos le resten importancia, o quieran sacarle provecho, o achaquen el movimiento ciudadano a “oscuras maniobras” se van a encontrar con que esta patata caliente les va a estallar en toda la cara. Que no sé si será hoy, mañana o dentro de seis meses. Que quizás no notemos todavía su efecto en las elecciones de este domingo, pero que algo está pasando es innegable. Que cuando el ciudadano despierta ya no hay quien le pare. Que aunque los políticos sigan diciendo que se trata de un “movimiento juvenil” está claro que ya es un movimiento que agita a gente de todas las edades. Porque todos estamos hasta el toto de ellos. Porque no aguantamos más. Y estos días, al ir a la Puerta del Sol, a uno se le pone la carne de gallina al ver a tantísima gente movilizada. Pero sobre todo, lo que más anima, es ver que por fin la gente sonríe. Que la gente está contenta, está feliz. Que estamos contentos por nosotros mismos y no por nuestros políticos. Que lo que queremos es representarnos nosotros mismos y no que nos represente esa panda de “acomodaos” que chupan del bote y nos chupan a todos hasta el tuétano. Y que no hay apatía. Que parecía que la había, que había resignación. Pero ahora está claro que ya no. Que ésto que acaba de empezar esperemos que no se acabe. Que es sanísimo para nuestro país. Que es sanísimo para todos. Y como sano que es este domingo pienso ir a votar. Evidentemente no votaré ni a PP, ni a PSOE. Votaré a quién me salga del chichi pero desde luego a ningún partido político que se haya olvidado de mí. Y ahora que todos nos hemos puesto las pilas, que empiecen a ponérselas los políticos porque ésto no ha hecho más que empezar.
He dicho.

martes, 17 de mayo de 2011

Euro-Visón

No me voy a andar con rodeos: Eurovisión me parece antiguo, rancio y casposo. Pero lo que me parece más patético de todo son las legiones de mariquinchis talibanas (a partir de ahora Eurotalifanas) que se lo toman como si la vida les fuera en ello. Esas marikinchis (aquí con “k”) que son las más radikalas, más ultra extremistas, más fanátikas, más integristas y más super fundamentalistas de todas. Ésas que se creen que Eurovisión es suya, que les pertenece. Ésas que se piensan que Eurovisión es un show creado para ellas. Ésas que dogmatizan sobre qué canción es eurovisiva y cual no. Ésas que se creen en posesión de la verdad, en posesión del gusto y en posesión del criterio de lo que es y no es Eurovisión. Ésas que se creen las dueñas y señoras de Europa por una sola noche, y que se ponen sus mejores galas y sus visones más lustrosos cuando se disponen a disfrutar del evento. Ésas que señalan con el dedo a aquellos que no piensan como ellas. Y la verdad es que todas estas Eurotalifanas son las reinas del criterio: Para ellas si no eres una rubia monísima con dos tetas de plástico o un chulazo mariquinchi con tupé imposible poco tienes qué hacer en el festival. Si no cantas algo super movidito, algo que, según ellas, no cumpla con los requisitos para ser un tema festivalero (dícese: ritmo ramplón + estribillo hortera y pegadizo + “in crescendo” final con subidón + “chimpón” de cierre), tampoco tienes nada qué hacer ahí. Que las Eurotalifanas saben mucho de música. Que las Eurotalifanas tienen mogollón de criterio y, sobre todo, gusto. Mucho gusto musical. Un gusto selecto, exquisito y delicado. El sábado pasado, sin ir más lejos, en el momento en que actuó Italia, Twitter se inundó inmediatamente de mogollón de mensajes tipo: “Por favor, que se acabe”, “Esa canción no es festivalera, ¡fuera!” “¡Me aburrooooo!”, “¡Qué rollo!”, “¡Qué mala canción y qué gordo el cantante!”, etc. Está claro que la canción italiana no es nada digna para el gusto y criterio Eurotalifan. Y menos mal, porque curiosamente quedó la segunda. Está claro que a otras muchas europeas (a la gran mayoría, de hecho) nos gustó mucho más la canción italiana que las que se supone que iban a arrasar según los gustos/pronósticos de las Eurotalifanas. Y no. No ganó la teta de plástico + “chimpón”. Y claro, al no acertar con sus pronósticos, todas estas marikinchis rompieron en cólera porque lo que ganó no era para NADA lo que ellas habían vaticinado. Acusaron enseguida de politiqueo y favoritismos porque no salieron ni las tetas, ni los brazacos que ellas querían. Que las Eurotalifanas son muy demócratas. Que aunque una inmensa mayoría de europeas pensemos de otra manera ellas no lo aceptan porque las que mandan son ellas. Ellas son las que tienen la última palabra en lo que a Eurovisión se refiere. ¡Hombre, por Dios! 
Y sé muy bien de lo que hablo. Que servidora participó en toda aquella movida de Rodolfo Chikilicuatre. Sí, lo siento, queridas. Ya podéis retirarme la palabra. Lo superaré. Pues eso, que como formé parte del equipo “Chiki Chiki” viví en mis propias carnes los insultos y abucheos por parte de las Eurotalifanas. Pero sólo de las Eurotalifanas, que quede claro. Que ibas por cualquier parte de España con Rodolfo y todo eran apoyos, besos y piropos. De hecho lo votó una inmensa mayoría de españoles harta de verse representada por los gustos de las Eurotalifanas. De verse representadas por horteradas y pachangueos varios. Por eso una inmensa mayoría de españoles votaron a Chikilicuatre. Por querer reírse de algo que ya está caduco, por algo que no es más que otro programa de televisión. Y de un programa que pertenece a TODOS los españoles porque TODOS lo pagamos, que quede claro. De hecho Chikilicuatre cubrió las expectativas de TVE porque fue uno de los últimos festivales que tuvo más audiencia. Y además, y eso es ya mi opinión, fue una de las actuaciones más originales y divertidas que España ha llevado al festival en los últimos años. Pero para las Eurotalifanas fue como un horror, una pesadilla, una humillación. De hecho un día que fuimos con Rodolfo Chikilicuatre por Chueca fueron las Eurotalifanas las únicas que nos insultaron, nos abuchearon y nos escupieron. Sí, sí, nos escupieron. Como Aída a Paquirrín. Lo mismo. Porque la Eurotalifana es muy toleranta y muy demócrata. Y bueno, como tienen tanto ojo, ese año, el de Chikilicuatre, fue uno de los últimos festivales de Eurovisión donde España quedó en un mejor puesto. Una vez más se demostró que el resto de europeas estamos a años luz de los gustos y criterios del Eurotalifanismo radikal. Pero claro, como ellas se consideran las dueñas del festival no lo aceptarán jamás. Y al año siguiente todas las Eurotalifanas españolas se pusieron de acuerdo para enviar a un icono mariquinchi y no a otro representante que pudiera mancillar el buen nombre del festival. Y para que se les quitara el mal sabor de boca, claro. Así que todas en masa votaron a Soraya. Que ellas, que saben tanto del festival, quisieron demostrar al mundo que eso es lo que España tenía que enviar. Y quedamos en penúltimo lugar, fíjate tú. Y con una audiencia penosa. Super ojo que tienen las Eurotalifanas, oye. Y claro, como perdió lo achacaron a politiqueos, a mala gestión de TVE, etc. Pero porque perdió. Que si hubiera ganado el éxito habría sido de ellas y sólo de ellas. En ese caso no habría triunfado ni politiqueo, ni ná de ná. Habría triunfado el Eurotalifanismo. 
Y digo yo: Ya que las Eurotalifanas son las más arrinconadas, aisladas y perdidas en cuanto a gustos musicales del resto de las europeas, ¿por qué no se montan ellas su propio festival, pagado por ellas mismas, obviamente, y así puedan enviar a sus rubias mega operadas y a sus chulazos mariquinchis para su propio uso, gusto y disfrute? Estaría bien para que el resto de europeas, los que no pensamos como ellas, podamos ver el festival como nos dé la gana sin la necesidad de ser insultadas, abucheadas ni escupidas. Pues eso. 
Ah, pero lo que me parece peor de todo es que haya tanta marikinchi intoleranta. Tanta marikinchi fascista. Tan marikinchi facha como un Le Pen o un Berlusconi cualquiera. Aunque bueno, por suerte la Eurotalifana media no es tan peligrosa. Que a ésta le pones un pectoral y un “chimpón” a tiempo y toda su ideología se va a tomar por culo. Ella es así de radikala. 
Hale, ¡ya podéis insultarme, tías!

jueves, 12 de mayo de 2011

Dj de Qué Presumes y te Diré de Qué Careces, Mona

No sé si será por el paro, por el cambio climático o por un apocalíptica conjunción planetaria pero en los últimos años la proliferación de dj’s es brutal. Es casi como una epidemia. Un poco como “La invasión de los ultracuerpos” (la versión primera, la guay, obviamente) pero en versión chumba-chumba. Yo, que no me dedico a la música, y tampoco soy un gran entendido, conozco a mogollón. Tengo varios amigos que lo son. Y conocidos ya ni hablamos. También tengo que decir que de todos éstos hay unos cuantos que son muy buenos, que saben lo que hacen, que tienen criterio, que conocen, que tienen cultura musical. Pero luego hay otros que, me tendrán que perdonar, pero se limitan a pinchar lo que se supone que tienen que pinchar, que no tienen ningún criterio musical, que no tienen ni idea de música y, sobre todo, no tienen gusto. Pero como esto de ser dj está de moda y mola, pues aquí se apunta hasta el Tato. Un poco como lo que pasó allá por los 90’s. Cuando empezaron a despuntar las primeras top modelis como Cindy, Linda o Naomi todas las tías del planeta (y alguna que otra mariquinchi) quisieron ser modelis también. Y claro, para ser modeli no vale cualquiera. Eso es obvio. Por una simple cuestión de kilos y medidas la profesión de modeli te rechaza cruelmente. Es un poco nazi, pero al fin y al cabo es lo que salva que en esa profesión haya un intrusismo atroz. Bueno, Rociíto y Belén Esteban también han sido modelis. Y la Jesulina. Y Ana Obregón. Bueno, igual estoy diciendo una chorrada y en modelis hay un intrusismo que te cagas. Pero vamos, que si hasta en el mundo modeli hay instrusismo qué no habrá en los demás. Y en el mundo dj por supuesto que lo hay también. Ahora cualquiera que se conozca un par de canciones ochenteras y tenga un par de contactillos en bares y/o discotecas ya es dj. Como la Jesulina, que fue modelo. Igual. Lo mismo. Ella era alta, no tenía mal cuerpo, pero aunque fuese fea y cateta como una perra, como era famosi y tenía contactos, pues fue modeli. Y así nos va. Que aquí vemos que una profesión da pasta o te abre puertas pa decir lo moderno y guay que eres, y ya todo el mundo vale para ella. Que lo de la vocación, que lo de amar una profesión y, sobre todo, respetarla, es algo que muchos se lo pasan por el ojete. Que cuando uno le tiene mucho respeto a lo que hace y ve que a su lado hay gente que se apunta al carro por el motivo que sea siente mucha lástima. Pero no lástima por esos intrusos. Lástima por uno mismo. Lástima porque se siente invadido, pisoteado y, en numerosas ocasiones, insultado. Y lástima por la profesión en sí. Lástima porque es una falta de respeto a una vocación. A una vocación que a muchos es la que da sentido a nuestras vidas. Y yo no soy dj, pero como guionista siento eso mismo cada vez que enciendo la tele. 
Zapatero a tus zapatos. Y no va con segundas. Que la de zapatero es una profesión muy honrosa. La del señor que arregla zapatos. 
Me refiero.

martes, 10 de mayo de 2011

Despedida de So Hortera

Este fin de semana Madrid enterito se ha echao a las calles. Había gente por todas partes, estaba todo petao. Pero lo que más abundaban eran las despedidas de soltera. Había tantas, y a cual más absurda, que más que abundancia de futuras bodas aquello parecía una invasión alienígena de seres extraños con una polla en la cabeza. Nada más salir de casa me crucé con tres pavas (una bajita y gorda, otra alta y desgarbada y otra que quedaba justo en la mitad tanto en altura como en kilos) que iban pseudo disfrazadas de “polis y cacos”. Y la novia, la rechoncha y retaca, era el caco, claro. Iba con su vestidito de rayas y su gorrito de reo. Las otras dos iban más avergonzadas; por debajo de sus chaquetas asomaban unas esposas y una porra. Super divertida la fiesta que llevaban. Un marchote total. Las tres con cara de “¿y ahora qué?” y un tanto avergonzadas. Que aquello parecía más un velatorio que una despedida de soltera. Que yo de ellas me habría despedido de una manera más digna quedándome en casa viendo el “Sálvame Deluxe”. Más divertido, fijo. Unos metros más allá me tropiezo con otro grupito super alocado. Esta vez eran seis, un exitazo de convocatoria. La más joven rondaba ya los cuarenta, fijo. Aquí el grupito iba todo vestido como de El Corte Inglés de cintura para arriba, porque de cintura para abajo llevaban como una tela andrajosa (cada una de un color, eso sí) a modo de falda con moneditas. Que esas hacían danza del vientre juntas era más que evidente. Pero gracia, lo que se dice gracia pa ponerse la falda no tenían. A simple vista no se adivinaba quién era la novia, pero a la que ví a una con una cadena enredada en la cabeza, un rollo a lo “300” pero como más opresivo y decadente, me di cuenta de que era ella. En fin, un cuadro. Pero tras curzarme con otro grupo que iba como de “El señor de los anillos” y otro super original con pelucas afro de colores, llegó el momento más “Twin Peaks” de la noche: Una despedida de soltera mariquinchi. Estaba en un restaurante y de repente hizo entrada un grupo numerosísimo de “todotíos” y dos mariliendres super lo más. Un grupo super heterogeneo de póngame cuarto y mitad de osos, uno de marilicras, otro de pijas, cuarto y mitad de travestis y una ramita de musculosas por si la mezcla no se notaba. El novio iba con traje y corbata. El otro novio era imposible de identificar entre tanto derroche de camisas ajustadísimas con brocaos imposibles, vaqueros rotos y arrepretaos "marcando ojete", camisetas de super marca quince tallas menos, más despendole de pendientes, pulseritas y cadenones más pastiche de colonias entremezclao por si no había suficiente para que todos mis sentidos sufrieran un ictus. Vamos, que después de eso me tuve que volver a casa. Que aquello más que animar me deprimió muchísimo. Que si a mí las bodas y la idea del matrimonio no me seducen nada, desde este fin de semana tengo clarísimo que no me caso ni jarto de vino. Que si para casarme tengo que montar un circo ambulante así, que mejor me quedo solterito. Que la polla en la cabeza no hace falta que me la ponga, que ya se me ocurren otros sitios donde meterla. 
Pos eso. Que a cascarla.

jueves, 5 de mayo de 2011

Estrés son Multitud

Comemos deprisa, cagamos deprisa, curramos deprisa, caminamos deprisa, follamos deprisa, nos divertimos deprisa. Todo lo queremos rápido y para ayer. No soportamos que algo vaya lento. No disfrutamos de la tranquilidad. Cuando la buscamos, la buscamos deprisa. Nos vamos de vacaciones y nos queremos relajar deprisa. Queremos que todo vaya de puta madre ya. Queremos ser felices enseguida. Hay que disfrutarlo todo a tope. Las amistades que pasan por nuestro lado muchas pasan deprisa. Los amores también. Nos queremos enamorar deprisa y con la misma velocidad nos desenamoramos. Cuando alguien o algo nos deja de interesar, que suele ser en cero coma, lo dejamos de lado corriendo. No aguantamos que las cosas no pasen cuando queremos que pasen. Y si vemos que se retrasan las liquidamos deprisa, y a otra cosa mariposa. Las cosas que deberíamos disfrutar más, nuestros momentos de ocio, también los consumimos deprisa. Se estrena una peli y la queremos bajar enseguida para verla en casa lo antes posible. Nos importa una mierda que sea un screener del copón con tal de verla ya. Las series que nos bajamos de Internet nos las vemos a toda hostia. Todo ya, todo, rápido, todo super acelerado. No somos capaces de esperar. Hemos perdido esa virtud. Aunque no tengamos prisa vamos deprisa. Vamos a todas partes corriendo. Y no es de extrañar que las modas pasen rápido. Que la prenda que te compraste ayer en el H&M, hoy ya está super anticuada. La tele va a toda hostia. Un programa o una serie que va lenta no interesa. No queremos recrearnos. No nos interesa deleitarnos. Parece que no nos gusta disfrutar. Y cuando uno, a lo mejor, quiere disfrutar de las cosas su entorno no le deja. Si quiere comer tranquilo los que tiene a su lado comen a toda velocidad. Con prisa. Hasta el restaurante tiene prisa para que tu mesa la ocupen otros que están esperando con más prisa todavía. Por no hablar ya de los restaurantes de comida rápida. 
Bien, pues a mí me gustaría empezar a tomarme las cosas con más calma. Disfrutar de todo un poco más. Que el tiempo me pasara más pausado. Porque el tiempo pasa deprisa, sí, pero nosotros lo hacemos correr más aún. Cuando uno ve a gente más mayor, que se mueve con más lentitud, que hace las cosas con más calma, que piensa las cosas dos veces, le da la sensación que esa gente es mucho más feliz. O cuando uno sale de la ciudad y se va a un pueblecito allí comprueba que las cosas son diferentes. El tiempo se mide de otra manera. Se disfruta más de lo que se tiene alrededor. En la ciudad apenas miramos al cielo, no vemos ni la luna, ni las estrellas. No disfrutamos de lo que está ahí para darnos paz. Nada de lo que tenemos alrededor nos ayuda a pensar, a reflexionar. Actuamos por impulsos. Porque cuando nos paramos a pensar o a reflexionar es posible que no nos guste lo que vemos. Quizás por eso vamos deprisa. Y ya te digo que si vamos deprisa; que ha sido ponerme a escribir esta entrada y me ha salido todo a toda hostia. Todas las ideas me venían rápido. Igual es que entre tanta inmediatez el subconsciente va trabajando solito, a su tempo, a su rollo. Y cuando le dejas salir tiene un montón de cosas que decirte. Y principalmente una: Expulsa rápido todo lo chungo y tómate lo bueno con más calma. Y sí, que me da a mí que a menudo lo hacemos todo al revés. A lo malo, a lo que nos jode, le dedicamos más tiempo del necesario, y en cambio, a lo bueno, a todo aquello que nos hace disfrutar y ser felices, nos lo quitamos de encima a toda hostia. Que sí, que igual el yoga o la meditación ayudan, pero en cuanto sales a la calle y ves que te cierran el Mercadona echas a correr como las locas. 
Y eso. Que locas estamos porque queremos. Que locas estamos porque nos sale del coño. 

martes, 3 de mayo de 2011

Con Perros en la Lengua

Hace poco más de dos años tuve que sacrificar a Gaspar, mi perro. Tenía 15 años y el pobre estaba ya muy malito de todo. Era una mezcla de pastor alemán y pastor belga y la verdad es que el muchacho tenía un carácter muy centro europeo. Era un perro inteligentísimo, cauto, tranquilo y que solicitaba sus sesiones de mimos sólo cuando él las requería. Eso no quiere decir que no fuera un perro cariñoso, porque era cariñosísimo. Pero como todo perro tenía su fuerte personalidad que es la que le daba el carácter. Un carácter que le hacía peculiar y diferente a todos los demás perros. Todos los que tenéis o hemos tenido perro sabéis de lo que hablo. Porque para conocer a los perros hay que convivir con ellos. A menudo la gente que no tiene perro no entiende que les amemos como si fueran nuestros propios hijos, no entienden que les hablemos, que les demos tanto amor y tantos mimos. A ver, que yo soy de los que a su perro lo trata como lo que es. Ni me lo meto en la cama, ni tiene un sofá para él solo, ni le doy de comer filete con patatas o le pone cava el día de nochevieja. Tampoco lo visto con mantitas de cuadros, ni le pongo patucos. Todo eso me parece muy bien (sobre todo para el amo, porque habría que preguntarle al pobre animal si le hace gracia) pero me parece sacar ya las cosas de quicio. Creo que a los perros hay que tratarles como lo que son y creo que, además, ellos nos lo agradecen. Que son muy listos, que saben perfectamente cual es su papel y tienen muy claro cuales son sus límites. En eso superan a muchos humanos que son menos inteligentes que ellos. Pues bien, todo esto viene a cuento porque desde hace un tiempo estoy teniendo un mono tremendo de volver a tener un perro. Sé que en ningún momento sería un sustituto de Gaspar, que es irremplazable. Evidentemente este nuevo perro tendría otro carácter que también le haría peculiar y diferente a todo el resto de canes del mundo. Pero es que últimamente voy por la calle como las tías que quieren tener un hijo. Esas que ven un bebé o un niño y se les cae la baba. Pues igualito. Estoy así desde hace un montón. Que veo un perro y me pongo tontorrón perdido. Y que como ya sea un cachorro ya es que se me caen la bragas. El otro día, sin ir más lejos, iba con un amigo por la plaza de Tirso de Molina y vemos que hay 2cachorros2: un labrador blanco y un pastor alemán que parecía mezcla con alsaciano. Eran ideales. Monísimos. Nos quedamos tan atontaos que nos paramos a unos metros para observarlos. Incluso creo que les dimos un poco de mal rollo a los dueños, aunque por nuestras caras de imbéciles estaba claro que no se los íbamos a robar. 
Pues eso, que tenía yo ganas de dedicarle una entrada de mi blog a Gaspar y a todos los perros del mundo. Que cuando uno ha convivido con ellos sabe que son los personajes más agradecidos, buenos, fieles y cariñosos que existen. Y sí, es un topizaco de tres pares de cojones, pero la mayoría de las veces son muchísimo mejores que cualquier humano. Y por supuesto se les llega a querer mucho más. 
¡Va por ti, Gaspar!