Comemos deprisa, cagamos deprisa, curramos deprisa, caminamos deprisa, follamos deprisa, nos divertimos deprisa. Todo lo queremos rápido y para ayer. No soportamos que algo vaya lento. No disfrutamos de la tranquilidad. Cuando la buscamos, la buscamos deprisa. Nos vamos de vacaciones y nos queremos relajar deprisa. Queremos que todo vaya de puta madre ya. Queremos ser felices enseguida. Hay que disfrutarlo todo a tope. Las amistades que pasan por nuestro lado muchas pasan deprisa. Los amores también. Nos queremos enamorar deprisa y con la misma velocidad nos desenamoramos. Cuando alguien o algo nos deja de interesar, que suele ser en cero coma, lo dejamos de lado corriendo. No aguantamos que las cosas no pasen cuando queremos que pasen. Y si vemos que se retrasan las liquidamos deprisa, y a otra cosa mariposa. Las cosas que deberíamos disfrutar más, nuestros momentos de ocio, también los consumimos deprisa. Se estrena una peli y la queremos bajar enseguida para verla en casa lo antes posible. Nos importa una mierda que sea un screener del copón con tal de verla ya. Las series que nos bajamos de Internet nos las vemos a toda hostia. Todo ya, todo, rápido, todo super acelerado. No somos capaces de esperar. Hemos perdido esa virtud. Aunque no tengamos prisa vamos deprisa. Vamos a todas partes corriendo. Y no es de extrañar que las modas pasen rápido. Que la prenda que te compraste ayer en el H&M, hoy ya está super anticuada. La tele va a toda hostia. Un programa o una serie que va lenta no interesa. No queremos recrearnos. No nos interesa deleitarnos. Parece que no nos gusta disfrutar. Y cuando uno, a lo mejor, quiere disfrutar de las cosas su entorno no le deja. Si quiere comer tranquilo los que tiene a su lado comen a toda velocidad. Con prisa. Hasta el restaurante tiene prisa para que tu mesa la ocupen otros que están esperando con más prisa todavía. Por no hablar ya de los restaurantes de comida rápida.
Bien, pues a mí me gustaría empezar a tomarme las cosas con más calma. Disfrutar de todo un poco más. Que el tiempo me pasara más pausado. Porque el tiempo pasa deprisa, sí, pero nosotros lo hacemos correr más aún. Cuando uno ve a gente más mayor, que se mueve con más lentitud, que hace las cosas con más calma, que piensa las cosas dos veces, le da la sensación que esa gente es mucho más feliz. O cuando uno sale de la ciudad y se va a un pueblecito allí comprueba que las cosas son diferentes. El tiempo se mide de otra manera. Se disfruta más de lo que se tiene alrededor. En la ciudad apenas miramos al cielo, no vemos ni la luna, ni las estrellas. No disfrutamos de lo que está ahí para darnos paz. Nada de lo que tenemos alrededor nos ayuda a pensar, a reflexionar. Actuamos por impulsos. Porque cuando nos paramos a pensar o a reflexionar es posible que no nos guste lo que vemos. Quizás por eso vamos deprisa. Y ya te digo que si vamos deprisa; que ha sido ponerme a escribir esta entrada y me ha salido todo a toda hostia. Todas las ideas me venían rápido. Igual es que entre tanta inmediatez el subconsciente va trabajando solito, a su tempo, a su rollo. Y cuando le dejas salir tiene un montón de cosas que decirte. Y principalmente una: Expulsa rápido todo lo chungo y tómate lo bueno con más calma. Y sí, que me da a mí que a menudo lo hacemos todo al revés. A lo malo, a lo que nos jode, le dedicamos más tiempo del necesario, y en cambio, a lo bueno, a todo aquello que nos hace disfrutar y ser felices, nos lo quitamos de encima a toda hostia. Que sí, que igual el yoga o la meditación ayudan, pero en cuanto sales a la calle y ves que te cierran el Mercadona echas a correr como las locas.
Bien, pues a mí me gustaría empezar a tomarme las cosas con más calma. Disfrutar de todo un poco más. Que el tiempo me pasara más pausado. Porque el tiempo pasa deprisa, sí, pero nosotros lo hacemos correr más aún. Cuando uno ve a gente más mayor, que se mueve con más lentitud, que hace las cosas con más calma, que piensa las cosas dos veces, le da la sensación que esa gente es mucho más feliz. O cuando uno sale de la ciudad y se va a un pueblecito allí comprueba que las cosas son diferentes. El tiempo se mide de otra manera. Se disfruta más de lo que se tiene alrededor. En la ciudad apenas miramos al cielo, no vemos ni la luna, ni las estrellas. No disfrutamos de lo que está ahí para darnos paz. Nada de lo que tenemos alrededor nos ayuda a pensar, a reflexionar. Actuamos por impulsos. Porque cuando nos paramos a pensar o a reflexionar es posible que no nos guste lo que vemos. Quizás por eso vamos deprisa. Y ya te digo que si vamos deprisa; que ha sido ponerme a escribir esta entrada y me ha salido todo a toda hostia. Todas las ideas me venían rápido. Igual es que entre tanta inmediatez el subconsciente va trabajando solito, a su tempo, a su rollo. Y cuando le dejas salir tiene un montón de cosas que decirte. Y principalmente una: Expulsa rápido todo lo chungo y tómate lo bueno con más calma. Y sí, que me da a mí que a menudo lo hacemos todo al revés. A lo malo, a lo que nos jode, le dedicamos más tiempo del necesario, y en cambio, a lo bueno, a todo aquello que nos hace disfrutar y ser felices, nos lo quitamos de encima a toda hostia. Que sí, que igual el yoga o la meditación ayudan, pero en cuanto sales a la calle y ves que te cierran el Mercadona echas a correr como las locas.
Y eso. Que locas estamos porque queremos. Que locas estamos porque nos sale del coño.
Trabajé en un cine durante cuatro años y era alucinante ver lo cabreada que iba la gente a ver una película. Todo eran malas caras, malas contestaciones y en muchos casos discusiones. La gente se enfadaba porque llevaba "quince minutos esperando para comprar una entrada".
ResponderEliminarMuy vergonzoso todo, la verdad.
Ya, a todos nos falta un poco de paciencia... Gracias por tus comentarios!! ;)
ResponderEliminarQué bien describes está tan extendida "enfermedad". En las grandes ciudades todo lleva a vivir a toda velocidad, cuando dejé Madrid y me vine a Finestrat me parecía que la gente estaba atontada por la lentitud con la que actuaban, todo era demasiado lento para mi. Ahora casi diez años después no podría vivir a más velocidad, puede que cumplir años me haya ayudado también a saborear cada segundo, pero el entorno me ha ayudado mucho. Hay que pararse, cerrar los ojos, sentir, abrir los ojos y mirar... activando poco a poco todos los sentidos... Un saludo!!!
ResponderEliminarLo que más me ha gustado de la entrada es que tus palabras expresan realmente lo que quieres decir, o sea, hablas de velocidad y escribes para que leamos rápido. Me encanta. Y, aunque estoy de acuerdo con lo que dices, en esta entrada me gusta más el continente que el contenido.
ResponderEliminarMe encanta como escribes. (Y tú dirás: Por algo me dedico a lo que me dedico. Pues también es verdad.)
Un saludo, Fernando.
pues yo soy más bien lentorro.. no me molesta hacer cola; si no quisera hacerla o compro por internet la entrada o la comida (no lo he hecho nunca). las series las bajo y más que verlas.. las almeceno para cunado tenga muuuuucho tiempo libre (cosas de no tener trabajo fijo). Así que no entro en esa dinámica del ya ya ya
ResponderEliminarMuchas gracias, Helena!!! Sí, la verdad es que no cuento nada que nadie no sepa, me gusta esta narración así un poco agonías... jejejeje Un besazo y gracias por estar ahí!! Besazo
ResponderEliminarPues suerte que tienes, Jagg... Que para ir lento en un mundo tan acelerao y que no se te contagie tiene su mérito. Beso
ResponderEliminarqué bien escribes, maricón!
ResponderEliminarjejejejejeeje muchas gracias, amiga Kenza!!!
ResponderEliminarPor eso yo me lo tomo todo con calma. Aunque la prisa te contagia. es cierto lo del mercadona. la gente esta loca por gastar pasta... jajaja y tal como esta la cosa es mejor creo no gastar tanta pasta y tomarselo todo con un poquito mas de pastosidad. muy buena tu descripción. De vez en cuando poder cuando ``se puede´´.
ResponderEliminarSuerte que la inmigración latino-sud-americana nos esta enseñando que se puede vivir despacio, sin prisas, que si te piden un Big Mac, puedes servirlo en una hora, no pasa nada... Al principio cabrea, pero luego me entra la envidia...
ResponderEliminarYo sobre todo quiero un sexo sin prisas. Es el momento del dia ¿Momento del dia? jajaja En el que las cosas se hacen con calma. Hay que recrearse.
Uy que estrés, tengo lexatines, orfidales, valiumes, miorelaxes y trankimacin del normal y retard, todos riquísimos...y tu tienes ansiedad, ¡haztelo mirar!
ResponderEliminarUna de las cosas que siempre me reprocha mi marido: que no sé disfrutar de las cosas y que siempre voy acelerando.
ResponderEliminarPero con él voy aprendiendo... Lo más deprisa que puedo, claro...
Ya he vuelto!!! andaba un poco abandonado por estos lares jeje. Estoy totalmente de acuerdo con lo q dices, lo primero q recuerdo al llegar a vivir a madrid fue las prisas de todo el mundo, como si el mundo se fuese a acabar ayer, pero años después sigo siendo un "aplanao canarión" jeje es de lo poco q he querido mantener de lo autóctono ;-)
ResponderEliminarOyyyy, yo también la tengo metida dentro (la prisa), salgo corriendo para el facebook. Un besito, rapidito :)
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