jueves, 7 de abril de 2011

Dudando Tinta

¡Ya estoy de subidón otra vez! Sé que el otro día a algunos de vosotros os extrañó leerme un tono más serio de lo habitual, pero es que uno es humano y no todo los días tiene el toto pa bukakes. Que estar un poco más bajo, y como más profundo, me da un rollo como más María del Monte, como un poco más cercano. Que a mí lo de este blog me mola pa sacar todo lo que llevo dentro, y si eso incluye en el pack cosillas menos folclóricas (por seguir con el rollo de la del Monte), pues tampoco está de más. Pero como la cabra tira al monte (después de esto me pongo en el espotifai eso de “a la sombra de los pinos”, pero fijo), a mí lo de estar serio como que me dura poco. Pero es que me pasa en todo. Que cuando me pongo a pensar una historia para un nuevo guión, me digo: “Va, piensa en algo dramático. Escríbete algo mega chungo pa cortarse las venas”. Y oye, que no hay manera. Que cuando me pongo a pensar desastres emocionales me sale la cosa de tomármelo todo a risa y termino escribiendo una comedia super absurda y disparatada. Que no sé si eso será una pega o una virtud, pero la cosa es que me lo paso de puta madre escribiendo humor. Así que tanto en mi vida propia como en la de mis personajes al drama le dejo un espacio muy chiquitín. No sé qué significará eso. Que me tomo los problemas a cachondeo, fijo que no. Que no me preocupan las cosas, fijo que tampoco. A menudo me pregunto cual es ese mecanismo mental que hace “clic” y, de inmediato, me hace ver el lado positivo y divertido de las cosas. A lo mejor es que mi coco aplica la evasión para no comerse a sí mismo. Porque lo que también está claro es que no evito los problemas. Es más, me gustan y siento la necesidad de enfrentarme a ellos. Uy, ¿seré también un poco masoca?. El caso es que no me tomo nada a risa y a la vez me lo tomo todo. Desdramatizar es un ejercicio sanísimo y a mí, hasta el día de hoy, me funciona estupendamente. Que a lo mejor el día que me de por escribir un dramón, y lo consiga, empiezo a ser la persona más triste del mundo. Quizás. No sé. Que a lo mejor tirarme el resto de mi vida escribiendo comedias me ayuda a reírme más de todo y, sobre todo, de mí mismo. Que no sé si eso de utilizar tanto el recurso del humor en el fondo esconde mucha amargura (esa leyenda de que los payasos son los seres más tristes del mundo). No sé qué tiene eso de verdad o de mentira. Lo que está claro es que yo no hago nada para funcionar así. A la primera que me doy cuenta ya me estoy riendo o viéndole el lado divertido a todo. Que igual me estoy cagando en todo por ser así, y a lo mejor lo que tengo es una suerte que te cagas. Que vamos, que sea como sea, uno es como es. Que si no me gustara intentaría corregirlo. Y de momento como que no. Así que, mientras tanto, a reírse y a estar como unas castañuelas. Que no sé qué me pasa a mí hoy con el rollo folclórico. Será que es abril y ya queda menos pa la feria. Con lo poco que soy yo de eso. O sí. Que eso de quitarle hierro a las cosas es muy andaluz. Y mi abuelo era de Écija. 
Pues va a ser eso. 
No sé.

3 comentarios:

  1. no es que te lo tomes a kachondeo....o que desdramatices..es que el drama desde fuera tiene su punto kachondo...hay una frase que me llega siempre que me enfrasco en algun asunto serio..."a veces pienso que solo tienes sensibilidad en el chocho"...un drama de frase !!!!

    ResponderEliminar
  2. jajajajajajaj cierto, esa frase es muy shakespeariana!!!!! jajajajaja

    ResponderEliminar

Dimelo todo!