Hoy podría escribir sobre el 11S, sobre el casting de “Acorralados”, sobre la fuga nuclear en Francia o sobre el acoso al clan Mohedano. Temas interesantísimos, profundísimos y de inevitable calado social, pero no; hoy le dedico este post a algo muchísimo más importante y que me viene retorciendo y jodiendo, literalmente, la vida. ¿Y qué es eso? Las “Converse”. Sí, las “Converse” o las “All Star” de toda la vida. Unas bambas que son tan monísimas como carísimas (y eso de “bamba” es un término utilizado en Cataluña y que me niego a sustituir por “deportivas”, “calzado deportivo” o “playeras” utilizado en otras zonas de España y que me parecen términos horrorosos a la par que poco útiles). Y lo peor de todo es que llevo toda la vida utilizándolas. Y la verdad es que, además, son una mierda tremenda. Uno termina siempre comprándose unas, pero al tiempo se vuelve a acordar que no duran nada, que son incomodísimas tanto para caminar como para hacer deporte, que te joden la espalda y los riñones como ningún otro calzado y que encima pagas la “marquita” dejándote un ojo de la cara por algo que sólo aporta disgustos a tu vida; cuando hace frío porque no te abrigan nada los pies, cuando se mojan porque te calas vivo y cuando hace calor porque te achicharran los pies y te provocan ampollas. Pero ahí sigo. Cuando las veo en un escaparate pienso “jo, qué monas”. Y ya he picado muchas veces como para volver a tropezar en la misma piedra (y nunca mejor dicho).
Pero hay que admitir que tienen un marketing estupendo. Que todos los fabricantes las copian pero ninguno logra hacerlas peor que el original. Porque ya me diréis qué otras “Converse” se deforman antes, a qué otras “Converse” se les retuerce la lengüeta con mayor facilidad o qué otras “Converse” se abren y rasgan antes por todos lados. Son un truño pero aún así son las bambas que más abundan, las que más se ven por la calle y que luego comentas con sus propietarios y todos se cagan en ellas.
Pues eso, que ahí va mi grito desesperado y mi queja descorazonada hacia ese icono de la moda que tantas visitas al fisio me ha provocado.
Y lo peor de todo es que antes he visto a una tipa por la calle que llevaba unas ideales y he estado a punto de caer en la tentación de hacerme con otras nuevas.
Y cuanta razón tienes... yo tuve unas rosas monísimas... me costaron un riñón y tuve que empeñar el otro... ideales de la uerte, si, pero "it's a bullshit..."
ResponderEliminarMe encanta lo que escribes en su gran mayoría, pero eso de denostar otros términos que no sea "bambas" me parece caer en lo que tú muchas veces criticas, es decir, Bambas es tan inutil y absurdo como otros términos genéricos utilizados en otros sitios (por ejemplo: en sevilla se les llama "botines", y en cadiz se les llama "tenis") ya que viene de una marca concreta de la que ha adquirido el nombre genérico, igual de incorrecto y genérico que todo lo demás.
ResponderEliminarYo no reniego de ningún término, yo digo el que a mi me gusta. Me parece mas bonito "bamba" que cualquier otro que me parecen feos. Es una opinión personal. ¡Anda que ofenderse por eso! ;)
ResponderEliminaryo digo bambas o zapas, que me parece que hace más referencia a "una cosa de tela poco útil" que zapatilla. Estoy totalmente de acuerdo. Mi señora madre me compró un par de "converse" del Corte Inglés y han salido tan buenas como las que me compré yo en el Alcampo y, a su vez, igual de buenas que las que tengo de la propia marca Converse: un truño de zapatillas absurdas pero bonitas.
ResponderEliminarPor fin ha vuelto tu blog!!!!
Hace tiempo querido amigo Javier!!!!! Que llevo ya unas cuantas entradas este mes!!!!!!
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