lunes, 5 de septiembre de 2011

¿CongelARTE o DescongelARTE?

Adelita es una cabeza loca. Adelita siempre tiene mil y una ideas que le rondan la cabeza desde que se levanta hasta que se acuesta. Adelita es un no parar de crear. Adelita lo mismo te pinta un cuadro, que te escribe un poema, que te interpreta a una gimnasta búlgara en un drama polaco que se te saltan las lágrimas, como te compone y escribe una bonita canción. Adelita es lo más. Y ella lo sabe. Muchos le dicen en broma que es como una Ana Obregón cualquiera. Pero eso a Adelita le cabrea muchísimo. Adelita tiene un talento innato para las artes, pero la naturaleza y los quirófanos no le han colocado dos grandes tetas con las que abrirse cualquier puerta. Adelita, además, tiene pudor. Adelita cuando crea se deja la piel en ello. Adelita lo hace porque es lo único que sabe hacer y porque le sale de dentro. Cuando escribe, compone, pinta o interpreta lo hace con las vísceras, con el estómago. Adelita no piensa primero en el aplauso y el éxito y luego crea algo con el único objetivo de conseguirlos; Adelita crea porque lo siente así. Y siente una vergüenza tremenda cada vez que su obra llega al público. Adelita siente como que se desnuda cada vez que lo hace. Y odia que la comparen con Ana Obregón porque precisamente ella es todo lo contrario a lo que la actriz, guionista, productora, vedette y bióloga hace. Y a Adelita le duele todavía más esa comparación porque sabe que hoy en día tiran más dos tetas que todo el talento del mundo. Si Adelita quisiera vivir de su talento sabe que tendría que operarse enterita. Y además Adelita tiene otro problema: no se sabe relacionar. Que para conseguir que un talento sea reconocido y se abran puertas, además de poseer dos tetas como dos balones de Nivea, es imprescindible saberse relacionar. Pero no vale relacionarse con cualquiera. Adelita ya tiene muchos amigos que, como ella, siguen sin salir adelante porque no saben relacionarse con las personas adecuadas. Y en el mundo de las artes, así en general, la gente que suele mover los hilos es la gente que menos “arte” suele tener. Suele ser gente a la que le motiva mucho más el dinero y el éxito que el arte en sí. No les interesa que una historia te llegue si no da dinero en taquilla. No les interesa que una canción sea una obra maestra si no se coloca en los primeros puestos de superventas. Y Adelita está triste. Adelita cree que no ha nacido en la época que le corresponde. Pero Adelita, como buena artista y creadora que es, es una idealista. Adelita confía que algún día tanto ella como todos sus amigos y conocidos con talento sean reconocidos. En otras épocas así ha sido. ¿Por qué no puede volver a suceder? Pero mientras tanto, para poder comer, porque es lo único que sabe hacer, Adelita pinta cuadros de Audrey Hepburn, escribe textos para una infame revista de cotilleo, interpreta a la niña de El Exorcista en un parque de atracciones y compone algún que otro jingle para spots de publicidad. Y eso le da tiempo para crear lo que ella cree que tiene que crear. Que el talento no está reñido con ser práctica. 
¿O sí?

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