viernes, 28 de octubre de 2011

¿Los 40 Principales o Los 40 Principios?


Acabo de estar cruzándome mensajes en el muro de Facebook de un buen amigo. Un buen amigo que además es un excelente músico. El hombre está desanimado porque él mismo, totalmente solito y sin la ayuda de nadie, se ha currado un discazo tremendo. La cuestión es que el muchacho no sólo se lo ha currado musicalmente hablando, si no que además él mismo lo está moviendo y promocionando a saco. Todo un héroe para los tiempos que corren. Pero un héroe desanimado porque ve lo fatal que está la industria discográfica y el mercado. Porque son malos tiempos para crear lo que uno siente que tiene que crear. Que las industrias que mueven los cotarros sólo buscan el dinero fácil y rápido. Que lo que muchos consideramos “arte” ellos lo consideran “producto”. Y claro, ahí está la enorme diferencia entre querer ser un músico o convertirte en el Bisbal de turno. Que si no quieres ser Bisbal es porque simplemente ni lo eres ni lo quieres ser. Y pensando de esta manera lo tienes muy chungo para dedicarte a la música o al cine o a lo que sea hoy en día. Pero otro buen amigo y excelente músico también, con una gran carrera a sus espaldas, le apoya en su “desanimo” pero dejando asomar cierto optimismo. Le ha comentado algo que me ha parecido tan interesante como para dedicarle una entrada del blog. Y lo transcribo literalmente: Hemos llegado al punto exacto cuando me inicié en todo esto. No había un horizonte prometedor en el 77/78, y tratamos de divertirnos y hacer cosas unos cuantos por el puro placer de la diversión. Lo justo para pagar el alquiler del local de ensayo y de las cañas previas al concierto. Creo que teniendo ese espíritu y esa ilusión conseguiremos contagiar a más gente. Y la rueda volverá a girar. Es una simple opinión”.
Sólo añadir, y así se lo he dicho, que comparto su opinión totalmente. Que creo que  las crisis, aunque son horribles y muy duras, al final siempre traen cambios y transformaciones muy positivas. Y que esos cambios y transformaciones no surgen por arte de magia. Que esos cambios y transformaciones vienen de la mano de personas que, como él, han sido fieles a sí mismas en todo momento. Personas que, aunque podrían haberse “vendido” a las industrias y a los mercados, han preferido ser honestas consigo mismas y han seguido haciendo lo que creían que debían hacer. Pero eso no quita que uno tenga momentos en los que lo vea todo negro, que quiera tirar la toalla. Pero aunque ese sentimiento negativo es muy común en el ADN de cualquier artista, es muy necesario para luego resurgir y evolucionar. Que las mejores creaciones surgen tras periodos de rabia, desilusión y dudas.
Y por cierto, ¿Bisbal tiene de eso?

miércoles, 26 de octubre de 2011

El Reality Supera la Ficción


Las teles de todo el mundo están inundadas de “reality shows”. Lo que parecía que sería un fenómeno pasajero cada vez está más extendido y no hay cadena que no tenga, incluso, más de uno: Concursos con famosos, concursos con anónimos, docus de famosos que nos cuentan su vida, docus de anónimos que nos cuentan la suya, etc. Es un aluvión tremendo y que cada vez va a más. Pero los que más funcionan en todas partes son esos en los que el público participa dejándose la pasta para expulsar a tal o cual concursante. 
De todas maneras los que inventaron estos formatos no inventaron nada nuevo. La tele en sí siempre ha sido un inmenso “reality show” en el que el público ha decidido a través del mando qué programa continúa o qué serie se queda en la cuneta. Que la fiebre por las audiencias ha convertido la tele en un inmenso plató dónde el público decide qué es lo que quiere o no quiere ver. Y aquí el “reality” es más “reality” que nunca porque los que trabajamos en ella lo vivimos en nuestras propias carnes como si fuéramos los concursantes de un “Gran Hermano” cualquiera. Si tenemos la suerte de currar en un programa que tiene audiencia seguimos trabajando y si no, pues a la puta calle. Igualito, igualito que en un concurso. Que el público es en definitiva el que decide nuestro futuro. Y aquí no importa la calidad, que ya se sabe que no por ser un mejor programa tienes más garantías de seguir en el “reality”. Que normalmente los productos más chungos son los que más audiencia tienen (igualito que en los “realitys”: Los concursantes más mediocres suelen ser los que se llevan el gato al agua). Y esto pasa aquí y en cualquier país del mundo. Que uno lee noticias de series norteamericanas estupendas que como no tienen el suficiente “share” están pendientes de renovación. E incluso, en muchos casos, se intentan “salvar” dándole un giro a sus tramas para ver si así el público las acepta y pueden seguir en el concurso. Vamos, que en este “reality” ya no interesa que una serie o un programa esté bien pensado o bien hecho, que lo único que interesa es que el mayor número de espectadores lo vea. Que sí, que es un negocio, que eso ya lo sabemos todos. Pero creo que es de los pocos negocios en los que no se confía en absoluto en los profesionales que lo llevan a cabo. Que hay muchos formatos o series que necesitan tiempo, que necesitan asentarse para que el público las “compre”. Y si no que se lo digan a J.J. Abrams y su magnífica serie “Fringe” (en horas bajas y pendiente de un hilo de renovación porque ahora al público yanqui ya no le interesa tanto). 
Y digo yo: Ya que tenemos que aguantar tanto programa chusco, ¿por qué no se abre este “reality” a presentadores, periodistas, actores y personajes que pululan por la televisión? Que hay programas muy malos pero que quienes los hacen los convierten en más insultantes todavía. ¿Que por qué no decidir si un informativo lo presenta Pedro Piqueras, Pepa Bueno o Sara Montiel? ¿Qué por qué no votar para que echen a Kiko Matamoros o Santi Acosta de la televisión? ¿O por qué no votar en masa para que Antonio Resines no protagonice ninguna serie más? Que sí, que el público ya decide con su mando, pero es que hay personajes muy mediocres que siguen ahí y que estoy seguro que si el público tuviese la oportunidad de votar para decidir su futuro se dejaba una pasta en llamadas. Que decidir quién debe presentar esto o aquello haría que la tele continuase siendo tan absurda como lo es hoy, pero muchísimo más divertida. Que en eso consisten los “realitys”, que en eso consiste un show. Y ya que todos participamos de este cruel concurso, que todos tengamos los mismos derechos y los mismos privilegios. Que estoy convencido que si presentaran a La Veneno como candidata a moderadora de “59 segundos” todo el público la votaríamos a saco. Que para tener una tele tan mala como la que tenemos mejor convertirla ya en esperpento total. Desde luego que sería mucho más show y muchísimo más divertida.
¿O acaso no petaría los índices de audiencia ver a Sara Montiel dando la noticia del fin de ETA? 
Pues eso.

lunes, 24 de octubre de 2011

El Click de la Cuestión


Es curioso lo bien que han evolucionado las ciber relaciones desde que llegó a Internet a nuestras vidas. Al principio recuerdo lo simples que eran los chats; no podías ver la cara de tu interlocutor, te lo tenías que imaginar todo y uno se tenía que describir como en los anuncios de los periódicos. Que cuando surgió el “fenómeno chat” en su mayoría sólo estaban enfocados para ligar. Con el tiempo han ido evolucionando, sofisticándose y en la mayoría de la casos aún siguen teniendo como principal objetivo el ligue. Con la diferencia de que ahora, si quieres, puedes ver hasta cómo es el páncreas de tus ciber contactos. Aún así, por mucho que hayamos “visto”, queda por saber cómo será esa persona en el “plano real”. Que los olores, los tactos, los gestos, las maneras de hablar y de expresarse luego, en muchos casos, nada tienen que ver con lo que creías haber “visto”. Que la imaginación es muy traicionera y aunque uno “vea” es inevitable que todo eso lo vaya envolviendo en un “pack” ideal. Porque los chats enfocados para el ligue son muy limitados y no dan para poder conocer un poco más a la persona. Pero con la llegada de las redes sociales se ha dado un paso enorme en todo esto. Que lo de Facebook o Twitter no está en principio diseñado para ligar pero a mí me parece un arma de seducción mucho más poderosa que cualquier chat enfocado para pegar un polvo. Que lo bueno que tienen las redes sociales es que se conoce mucho mejor a la personas. Te puedes hacer una mejor idea de cómo es alguien a través de cómo escribe, cómo se expresa, de sus comentarios, de cómo reacciona ante otros comentarios, de sus gustos, de su sentido del humor, de su sensibilidad ante determinados asuntos, etc. Que las redes sociales no están pensadas para el ligue pero que es inevitable que vayas descubriendo a personas que de otra manera, a lo mejor, no habrías conocido nunca. Personas que te seducen por el motivo que sea pero con las que no tienes por qué terminar echando un polvo. O sí. O incluso ir más allá. Pero lo mejor es que la mayoría de ellas se van convirtiendo en ciber amigos con los que mantienes una relación casi diaria aunque estén a cientos de kilómetros. Personas que entran a formar parte de tu vida. Y muchas de esas personas, cuando das el salto al plano “real”, no te decepcionan en absoluto. Por mucho que algunos digan que las ciber relaciones son falsas porque luego no tienen nada que ver con la realidad. Yo por suerte lo he podido comprobar en mis propias “cannes” y en la mayoría de los casos lo que te esperas es lo que es. Puede haber matices, pero en este caso la imaginación ya no te juega tantas malas pasadas. Que lo esencial, que es la personalidad, eso sí que traspasa el teclado. De hecho ahora estoy pensando en nuevas amistades “reales” que tengo y muchas de ellas comenzaron siendo ciber relaciones. Y es más, personas que ya conocía antes de la llegada de Internet y con las que perdí el contacto, ahora, gracias a las redes sociales, las he vuelto a reencontrar y las estoy redescubriendo muy gratamente. Que también sucede que cuando conocemos a alguien en persona nos dejamos llevar por nuestras primeras impresiones y en muchos casos nos equivocamos de lleno.  Que vamos, que en esto de relacionarse la tecnología ha entrado a jugar un papel importantísimo por mucho que algunos quieran quitarle su mérito por considerarlo “artificial”. Que “artificial” puede ser cualquier manera de relacionarse con otros. Que lo importante es que si uno se muestra tal y cómo es tanto en el plano real como en el virtual el fin siempre va a ser el mismo. 
Y dejo ya de enrollarme que tengo mensajitos que contestar. Que a los amigos hay que cuidarlos y mimarlos para mantenerlos cerquita. Aunque vivan en Méjico y sólo sea a través de un “click”…

jueves, 20 de octubre de 2011

Voy a Ponerme Como el Kiko


Desde hace un tiempo, creo que desde que empezaron los “Gran Hermano” y compañía, se ha puesto de moda eso de decir “las verdades a la cara”. Y además se ha instaurado como si ello fuera un valor de sinceridad y de valentía. Que parece que si le dices a alguien en la cara “eres un hijo de puta” o “vistes del culo” es algo de lo que te tienes que sentir muy orgulloso. Que el no decirlo ahora algunos lo toman como un acto de cobardía. Y la verdad es que a mí me parece algo horroroso y que está muy lejos de ser un acto de sinceridad o valentía. Que hacerlo, bajo mi humilde punto de vista, es confundir la velocidad con el tocino. Porque, ¿qué necesidad tengo yo de ir diciendo por ahí todo lo que pienso? Eso más que de ser sincero es de ser un absoluto gilipollas. Que hay cosas que no son necesarias decirlas. Y es más, que nunca se tendrían que decir. Más que nada porque existe algo que se llama educación y respeto y que nadie ha llamado a uno a decir todo lo que piensa de los demás en todo momento. Porque si todos nos pusiéramos en este plan todos tendríamos algo que decir. Y que lo que puede ser correcto para ti para el otro no. Que yo piense que alguien es un cabrón no quiere decir que esté en posesión de la verdad, que a lo mejor él piensa lo mismo de mí y sí está en lo correcto. O sea, que eso de decir verdades a la cara es ser sincero de una manera totalmente subjetiva. Y como es subjetiva y no está basado en una realidad fundamentada pasa a ser un insulto. Pero bueno, en estos programas que reinan en Telecinco es normal que busquen este tipo de argumentos como “fulanito es un falso” o “cuidao con menganita que luego va diciendo cosas por ahí”. Si no fuera por eso no tendrían ni peleas, ni follones formados. 
Que es de lo más normal no decir todo lo que piensas de alguien en su puta cara. Y ojo, que yo tampoco lo quiero. Que yo no necesito que cualquiera me venga a decir “que si eres esto o que si eres lo otro”. Eso lo aceptaré de las personas que yo quiera aceptar y lo más probable es que yo me acerque antes a ellas para preguntarles si creen que he hecho bien o mal tal cosa. Y por supuesto que uno puede decir todo lo que quiera de alguien a su espalda, que si nos quitan eso nos quitan media esencia a los españoles. Que hacerlo no es malo, que es necesario en muchas ocasiones para desahogarse. Otra cosa es que uno lo haga para despotricar gratuitamente, pero aún así es totalmente lícito. Que hacerlo no es de cobardes, que hacerlo es necesario porque a todos nos gusta compartir nuestras impresiones y nuestras sensaciones con los demás. Y como yo lo hago es lógico que los demás lo hagan conmigo. Es un juego que está totalmente aceptado por todos. Que si nos ponemos todos a decirnos a la cara todo lo que pensamos esto sería una guerra. Vamos, que viviríamos como en un perpetuo plató de Telecinco. Y oye, que los dimes y diretes son la esencia de la vida. Y lo a gusto que nos quedamos sin necesidad de tener que ofender a nadie directamente. Que si uno es un gilipollas ya se dará cuenta por sí solito. Que si yo se lo digo a la cara igual va y cambia y entonces se me ha acabado el chollo de ir poniéndole verde por detrás. Eso sí, si alguien que quiero y me importa veo que está actuando de una forma que yo veo mal se lo diré. Como también me gustaría que ese alguien me lo dijera a mí. Y eso no sería un acto de valentía o sinceridad, eso sería un acto de amor y respeto. 
Pero oye, lo a gusto que me quedaría si pudiera tener delante a Kiko Hernández para soltarle en su puta cara “eres un cateto, un ignorante y un absoluto gilipollas”. Y encima me respetaría porque desde ese momento yo sería para él una persona totalmente íntegra, sincera y valiente. 
Hay que ser imbécil…

lunes, 17 de octubre de 2011

Ver La Botella Medio Llena a Ana le Acojona


El otro día me encontré con un lector del blog y me comentó que últimamente estaba un poco sieso, que ya no hago entradas frívolas y que las echaba de menos. Y la verdad es que tiene toda la razón. Será que el patio no está muy alegre y que todos cada vez lo vemos todo más chungo. Que uno se levanta pensando en todo lo que quiere hacer, pero a la que abres un periódico o pones la tele se te viene todo abajo. Que en Facebook, por ejemplo, se leen mogollón de comentarios de gente que busca trabajo, de gente que está muy desesperada porque no ve salida a la situación en la que está. 
Pero el sábado pasado fue un día de puta madre. El 15O fue todo un exitazo y todos volvimos a tomar las calles. Que tantos indignados, y ahora en todo el mundo, gritásemos a la vez es motivo más que suficiente para estar contentos. Que como los de arriba no empiecen a mover el culo se van a encontrar con algo que ninguno todavía sabemos qué es lo que va a ser. Pero lo que está claro es que está pasando algo. Y que cada vez va a más. Que tanta gente sin trabajo, tanta gente sin cobrar un duro y tanta gente desahuciada no se va a quedar de brazos cruzados mientras ve cómo los de siempre miran hacia otro lado y no hacen nada por resolverlo. Es más, siguen sacando tajada de una situación que ellos mismos han provocado. Porque, ¿qué pasará cuando cada vez haya más gente sin trabajo? ¿Qué pasará cuando cada vez haya más gente que no cobre ni el paro? ¿Qué pasará cuando cada vez haya más gente que sea desahuciada de sus casas? Ya sé que no es nada alegre plantear esa situación, pero lo es desde el momento en que muchos en todo el planeta nos hemos plantado y hemos dicho “hasta aquí hemos llegado”. Que si ahora no nos hacen caso llegará un momento que no tendrán más cojones que hacerlo. Porque este movimiento no ha hecho más que empezar y cuando éstos reaccionen posiblemente ya les habrá estallado la patata caliente en la cara. Que cuando el pueblo despierta a ellos no les queda otra cosa que ponerse a temblar. 
Y mientras tanto esta viñeta que me han pasado hoy sobre lo que pasó en Roma el sábado pasado: Miles de personas manifestándose, pero los políticos, banqueros y los medios mirando hacia dónde a ellos sólo les interesa mirar. Que a ellos lo único que les interesa es crear confrontación, polémica y mal rollo para distraernos de sus propios errores. Pero de lo que no se dan cuenta es que la confrontación ya está en la calle. Que cada vez somos más los que ya no creemos en ellos y que cada vez somos más los que creemos que la solución y el cambio está en nosotros mismos.
Lo sé, prometo hablar de mariquinchis y más frivolités. Pero es que uno se ha pasado por H&M y Breshka para ver la temporada otoño/invierno y es tan sosa, vacía, gris y aburrida como un discurso de Rajoy…

miércoles, 12 de octubre de 2011

Necionalismos


El otro día me pasaron este video. Aconsejo verlo porque es de lo más delirante y absurdo que he visto últimamente. Y hoy, día del nacionalismo español, viene que ni pintado para entender cómo se interpreta la cultura hispana en Estados Unidos. Claro que en este caso está más centrado en la cultura mejicana que en la española. Que ya sabemos que los yanquis son muy de mezclarlo todo, que lo mismo les da que seas argentino, mejicano, boliviano o español que para ellos somos todos lo mismo. Y eso a determinados nacionalistas españoles de raza les molesta muchísimo. Porque aunque todos hablemos el mismo idioma les parece de una ignorancia y una incultura absoluta comparar a un españolito de Valladolid con un ecuatoriano de Quito. Que para muchos españolitos aún hay clases y los españoles seguimos siendo “La Madre Patria”. Que los españoles somos europeos, que nuestra raza y cultura fue la que hizo grandes a los sudamericanos y que, por lo tanto, nos merecemos una distinción y un respeto. Pero curiosamente no todos los españoles quieren ser españoles. Y eso para un nacionalista español, que está orgulloso de que su lengua y su cultura la compartan millones de personas en todo el mundo, no le entra en la cabeza. No le entra en la cabeza que dentro de su misma España existan otros españoles que no se sientan orgullosos de serlo. Y no entienden que no quieran formar parte de esa gran raza que ha conquistado medio mundo. Que para ellos ser grande es sólo una cuestión de número, de estadística. Que para qué defender un idioma y una cultura que comparten “cuatro gatos” cuando pueden formar parte de un imperio lingüistico. Que para ellos los vascos, los catalanes o los gallegos representan lo mismo que para los yanquis los argentinos, los mejicanos o los bolivianos. Que les da igual el idioma o la cultura que tengan porque para ellos todos somos, ante todo, españoles. 
Y esto, por extensión, es aplicable a cualquier nacionalismo sea del color que sea.
El final de la segunda parte de “Que hora es” (abajo) es muy significativo: Y es que cuando no entiendes y tampoco tienes ganas de entender a los que no son como tú o piensan de manera diferente a ti lo mejor es eliminarlos. Que de eso sobreviven los grandes nacionalismos.
Ah, ¡Y viva la Vírgen del Pilar! (que ésta, además, no quería ser francesa. La muy cuca).



jueves, 6 de octubre de 2011

La Rajoy de Tu Falda



¿A los de Helsinki cómo se les llama? ¿Helsinkineros, Helsinkinianos, Helsikinienses? Bueno, da igual. Si yo fuera de Helsinki y, por aquellas cosas de la vida, me tengo que venir a vivir a España y nada más llegar al aeropuerto veo esta portada en un kiosko, juro que me hago pis del miedito.  Es de lo más terrorífico que habría visto últimamente. Pensar que el futuro de este país podría estar en manos de ese señor tan horroroso y que los que están a su alrededor simbolizan lo que él querría hacer con España me daría un yuyu que te cagas. Y ya no sólo porque la única mujer que sale sea la encargada de representar las funciones a las que deberán entregarse todas las de su género mientras él sea presidente, si no por lo feo y de mal gusto que es todo en esta foto: Los estilismos, los colores, las posturas, los y la modelo, los gestos, el photoshop y esa azotea tan horrenda por la que parece que acaba de pasar el Katrina arrasándolo todo. Pensaría que igual se trata de un mensaje subliminal que se me quiere dar. Y si fuese así me daría la vuelta inmediatamente para volver corriendo al avión que me ha soltado aquí. Pero no sé, igual le daba a mi nuevo país una oportunidad e intentaba cruzar la puerta del aeropuerto. Pero si al cabo de unas horas veo que en todas las televisiones la única imagen que se repite constantemente es la de una señora octogenaria, con pedigree, casándose  con un señor infinitamente más joven que ella igual hasta me daba punto y todo, oye. Que eso significaría que este es un país tan moderno como el mío y que es de lo más normal que se acepten socialmente relaciones así. Lo que no sé cómo encajaría es lo de ver mogollón de coros rocieros y masas de marujas tirándose en avalancha a las calles de Sevilla para ver si pillan algún canapé gratis. Eso me recordaría más a la portada que había visto en el kiosko del aeropuerto. Mujeres y cocina. Con la diferencia de que éstas de Sevilla son unas vagas y ni siquiera cocinan bizcochos; éstas se tiran directamente a la calle a mangarlos. ¿Y qué haría? ¿Me quedaría o saldría corriendo por patas de este país? Si hubiese aterrizado en Madrid hubiese huido sin pensármelo dos veces. Que estos días esta ciudad parece Libia por la cantidad de aviones y helicópteros militares que la sobrevuelan constantemente. Que de inmediato me habría vuelto a la memoria la infame foto esa de la azotea y ahora entendería el por qué de un escenario tan destrozado. Pensaría que este es un país que tiene un futuro muy negro con ese candidato como salvador de la Patria que se erige entre escombros rodeado de hombres feos y una mujer fea que no es que haga pasteles que es que tiene que robarlos para llevarse algo a la boca. Y todo así, sin puntos ni comas, sin pausas, que a los del norte de Europa ya se sabe que tanta vocal abierta y tanta consonante fuerte nos deja sin aliento.


domingo, 2 de octubre de 2011

No Todo el Campos es Orégano


Ayer estuve viendo un ratito “Jurassic Pack”, ese programa que presenta la Campos. Ese programa que es como ese otro en el que una médium habla con los muertos, pero con la diferencia de que en éste a los “muertos” los resucitan y se los traen a plató.  La cuestión es que ayer vi cómo “resucitaban” a Los Pecos, y como una pava inflada de botox manifestaba desolada que ya no se escribían letras de canciones como las de antes. A este comentario se sumó hasta la propia Campos y todos llegaron a la firme conclusión de que actualmente impera una absoluta falta de creatividad en todo.
El otro día estuve leyendo en “Vertele”, una web dedicada al maravilloso mundo de la tele, a uno que decía que la serie “Cheer’s” había fracasado en audiencia y, por lo tanto, llegaba a la firme conclusión de que el humor ya no interesaba al público.
Hace un par de días estuve viendo un programa en el que unos famosos se disfrazaban de otros y cantaban. El caso es que fui testigo de la transformación de Silvia Pantoja en Jennifer López. Más que transformación fue un “tuneao” en forma de mono dorado rollo burbujita de Freixenet, que a ésta más que en burbujita la convertía en pompa. Tras una actuación que no dejaría indiferente ni a Pina Bausch el público rompió en vítores y aplausos. Y después un jurado de postín se rindió, casi con lágrimas en los ojos, ante el grandísimo arte y talento de Pantoja 2.
Y digo yo que con todos estos seres que pululan y construyen la tele de nuestro país no es de extrañar que después una de las “famosas” que concursa en un reality sea una tiparraca que únicamente es célebre por meterse y sacarse cosas imposibles del toto. Eufemísticamente la llaman “acróbata vaginal”, pero lo cierto es que lo mismo se mete por ahí una estantería de Ikea que te hace un gazpacho con el clítoris. Un poco como todos los demás, aunque el problema de éstos es que en vez de meterse estanterías de Ikea se sacan del coño programas de mierda.  Y encima son los mismos que deciden lo que hay o deja de haber en televisión o lo que interesa o deja de interesar al público. 
Lo único cierto es que aquí los verdaderos acróbatas somos los espectadores. Tenemos que hacer verdaderos equilibrios con el mando a distancia para evitar toparnos con programas y personajes salidos de una oscura y retorcida mente. Una mente acróbata que poco tiene de vaginal pero sí mucho de anal. 
Porque parece que todo lo hace con el culo.

Si te atreves a ver la actuación de Silvia Pantoja dale al play... y al Tranxilium.