jueves, 30 de junio de 2011

El Lazarillo de Turmix: Capítulo 4


Abro un ojo y veo a un chino como de dos metros, con unos brazos como los de Brigitte Nielsen, que me mira con cara de mala hostia. Me entero que es el novio de la china de mierda a la que La Fujitsu le compró las cervezas. Y me llama “celda”, “zola” y “puelca” mientras sigue pateándome el estómago. Por suerte un rumano que pasa por allí logra quitármelo de encima y salgo corriendo del Strong por patas.
Camino perdida y sin rumbo, con la cara como un mapa de carreteras, y me asalta una yonqui enana a punta de navaja.
- ¡Dame todo lo que tengas, maricón! 
Y una, que ya está hasta el chichi de que todo el mundo la use de punching ball, le arreo una patada en tol coño y me quedo con los veinte euros que ella llevaba encima. Y su móvil, un Iphone ideal que le debió mangar a algún incauto. Así que rápidamente abro la aplicación AroundMe y busco algún bar abierto porque tengo unas ganas enormes de beberme tres copazos seguidos de Soberano. Y lo encuentro. Y con la aplicación GPS me voy hasta allí. Que una es travesti, borracha y cerda pero controla mogollón las nuevas tecnologías. Entro en el bar, me pido los tres copazos y llamo a La Fujitsu. 
- ¡Tía! ¡Que estoy tirada en la calle! 
- Mira tú qué novedad. 
- ¿No vas a venir a buscarme? 
- ¿Desde qué número me llamas? 
- Con el Iphone de una yonqui. 
- ¡Joder! ¡Y yo matándome a currar como una burra! 
- Anda, no te quejes tanto y ven a buscarme. 
Y cuelga. Eso quiere decir que no va a venir. Así que me bebo dos copazos más y me pillo un taxi. Y me planto en casa de La Fujitsu. Que la tía será chunga, pero tiene un corazón que no le cabe en el pecho. Que la tía me ha preparado el sofá para que pase allí la noche. Y un Colacao calentito. Con todo el alcohol que llevo encima puede sentarme como un tiro, pero por no hacerle un feo me lo bebo de un trago. Y rápidamente La Fujitsu me mete dos enormes magdalenas de pueblo en la boca para que hagan tapón en el estómago y así no me vaya por las patas pa abajo. ¡Qué sabía es La Fujitsu! ¡Y cómo la quiero, coño! Pero eso sí, paso una noche de retortijones en la que me resulta imposible dormir. Y no sólo por los dolores de estómago. Que La Fujitsu será muy silenciosa despierta, pero durmiendo es el Krakatoa, la tía. Ronca como una auténtica cerda. Así que no pego ojo y me entretengo contando toda su colección de gatitos de porcelana que abarrotan el salón. Y no me acuerdo de más. Hasta que de una manera muy sutil y delicada La Fujitsu me levanta del sofá tirando de mi brazo. 
- ¡Acaba de llamarme tu madre! ¡Que te está esperando pa comer! ¡Lárgate ya, coño! 
- Jo, gracias y buenos días. Me largo, sí. Hale, te veo esta noche. 
Y me voy a casa de mi madre soñando con esos canelones precocinados tan ricos que le salen.


martes, 28 de junio de 2011

Con Falsas y A lo Loco

Hoy es el día  del Orgullo Gay. Y hay muchos gays que no soportan a las lesbianas. Y hay muchas lesbianas que no soportan a los gays. Y hay muchos gays y lesbianas que no soportan a los transexuales. Y hay muchos transexuales que no soportan a los gays y a las lesbianas. Y a los bisexuales muchos gays y lesbianas ponen en duda su condición sexual asegurando que en el fondo son gays o lesbianas armarizados. 
Y hoy es el día del Orgullo Gay. 
Sale un transexual por televisión y muchos gays y lesbianas son los primeros que se mofan de él y le ponen verde. Son los primeros que le critican e insultan despiadadamente. Surge un político gay y son muchos gays, lesbianas, transexuales y bisexuales los primeros que le señalan diciendo que si es feo, que si es guapo, que si es esto o que si es lo otro. Y si es un personaje público que se sabe que es gay, bisexual o lesbiana y no lo manifiesta abiertamente se le ataca con la misma crueldad. Y está de puta madre que haya un día donde todo el colectivo LGTB se una para manifestar su condición y luchar por sus derechos. Pero si dentro de ese colectivo sólo existe ese día en el que nos respetamos todos, mal vamos. Me parece de puta madre la fiesta, pero me recuerda un poco al día de Navidad; ese día en que toda la familia se une aparentando quererse muchísimo cuando el resto del año no se puede ni ver. Si los gays, lesbianas, transexuales y bisexuales empezáramos a respetarnos entre nosotros un poquito más cada día del año seguro que seríamos un colectivo mucho más fuerte. Que no podemos pedir respeto cuando no nos respetamos entre nosotros. Que a ningún personaje público heterosexual se le juzga por su condición sexual. No lo hacen los heterosexuales ni lo hacemos nosotros. Pero si ese personaje público es gay, lesbiana, transexual o bisexual somos nosotros los primeros que nos lanzamos sobre él como hienas. Pero ojo, que si a un heterosexual se le ocurre decir algo entonces todo el colectivo LGTB saltamos en su defensa tachándole de homófobo. Y sí, es muchos casos así es. Pero lo peor de todo, lo más grave, es cuando la homofobia la tenemos metida en casa. 
¡Feliz día del Orgullo!

martes, 21 de junio de 2011

El Lazarillo de Turmix: Capítulo 3

Aún me duele la mandíbula de la hostia que me ha metido La Fujitsu. Son más de las tres de la mañana y comienzo a pimplarme la tercera botella de Soberano. Llevo un ciego que pa qué. La Fujitsu me lleva de la mano por la Gran Vía. Más que llevarme me arrastra recordándome lo borracha y cerda que soy. Me toca el coño porque es verdad. Bebo más. Y me encanta hacerlo a morro porque me hace sentir super decadente a la par que macha. 
- ¿Quieres hacer el puto favor de andar en línea recta? 
- ¿Quieres hacer el puto favor de no estrujarme la mano como si fuera una polla? 
Y así nos va. La Fujitsu entonces se pone más violenta y tira de mí con más fuerza. Me estampa contra una moto, contra una señal de tráfico y contra una china que vende cervezas. 
Necesito beber para soportar esta cruz que Dios me ha puesto de penitencia. A veces tengo ganas de estrangular a La Turmix. 
- Dame seis latas, china de mierda. 
Y va la china de mierda y me cobra seis euros. La muy hija de puta. Me bebo dos a la vez y le eructo en toda la cara a la representante del gigante asiático. Ahora me ha entrado hambre. Unos metros más allá otra china vende bandejitas de arroz tres delicias. A ésta directamente le meto dos hostias. Paso de que me cobre un pastón para luego estar tres días sin cagar por el puto estreñimiento de las tres delicias. Aunque pa delicia, La Turmix. Ella sigue dándole al Soberano y estampándose contra todo lo que hay en la calle.
- ¡Hostias! Me acabo de comer enterita la mampara de una parada de autobús. ¡Me cagüen su puta madre y me cagüen to lo que se menea! ¡Que ya no tengo mandíbula! ¡Que parece que tengo bocio de lo hinchada que estoy! 
- Pues te jodes. 
- Pues cuídame un poquito, coño. 
- No soy tu lazarillo. 
- Soy alcohólica. 
- Y puta. 
- También. Anda, vámonos a un after. 
- Mejor te dejo en el Strong. 
- No, que no llevo mechero. 
Y me estampa uno del PP en toda la cara. Que ella se lo tira tó. No tiene ni escrúpulos, ni conciencia social, ni política, ni ná de ná. 
- Y porque la Cospedal no tiene rabo, que si no me la tiraba también. 
- Pues con ese rictus seco que tiene pá mí que lo tiene y gordo. 
Y me tira escaleras abajo del Strong. Bajo rodando pero como no es fin de semana entro gratis. Me meto en el cuarto oscuro. Le voy dando al mechero que, encima, casi no tiene gas. Hay cuatro tíos sueltos por ahí. Así que pa no perder el tiempo me meto en una cabina y dejo la puerta abierta. Me saco el redondo de ternera, que es mi mejor publicidad, me lo meneo treinta segundos y al momento tengo a dos viejos mamándomelo. No me entero de mucho porque con tanto brandy lo veo todo doble. Igual es sólo un viejo. Bah, me toca el coño. Me entran ganas de potar. ¿Aviso? Y no aviso. Salgo de allí medio resbalando. Entre las lefas y el potao llevo los tacones que parecen dos rollitos de primavera. Y pa casa que me voy. Y así cada noche. Que cuando La Fujitsu me deja sola me quedo como vaca sin cencerro...
Ay, que cómo me gusta Almodóvar. Ay, que qué previsible y que maricona más tópica soy. Pero oye, ¿y lo bien que me lo paso? Uy, que tío más grande. Menudos brazacos tiene. A este me lo follo pero ya. Y me suelta una hostia. 
Y no recuerdo más.

jueves, 16 de junio de 2011

El Lazarillo de Turmix: Capítulo 2

Hola, me llaman La Fujitsu porque dicen que soy muy callada, muy silenciosa. Y la verdad es que pa fuera sí lo soy, porque pa dentro soy como los 40 Principales. Me bullen los pensamientos, mi cabeza no deja de dar vueltas, pero me lo guardo todo pa mí. Que no soy yo muy de exteriorizar las cosas, sólo las que hacen daño. Que soy muy rencorosa, que he tenido una vida muy mala. Pa hablar y decir gilipolleces ya está La Turmix. 
Ahora estoy en el escenario marcándome un numerito como de geisha muda con un fondo musical super trepidante de Leonard Cohen. Muy contracultural todo. Muy underground, muy como del Moma ello. Que una es muy rompedora. Que si no me fichan en El Sonar es porque ni las modernas saben entender mi arte. Eso sí, de público ahora sólo tengo a una parejita de maricones con pinta aburridos y rancios. El más mayor no para de bostezar, y el más joven no deja de sobetearle el paquete. Super tensión sexual todo. 
Lo que me está molestando mogollón es que no dejo de escuchar unos porrazos tremendos que vienen de mi camerino. No sé qué coño le pasará a La Turmix, pero me está jodiendo esta atmósfera tan zen que tengo creada. En cuanto acabe mi performance me voy a ir pa allá y le voy a decir cuatro cosas bien dichas. Que a mí con dos insultos bien colocaos y una torta no me hace falta más. Que a sinceridad no me gana nadie. 
Hale, ya he terminado. ¡Que ya he terminado, hostias! Nada, que aquí no aplaude ni Dios. De verdad, Madrid ya no es lo que era. Que aquí sólo flipan con Norma Duval. Y yo eso sí que no. Hale, pos me voy pal camerino. 
¡Pero qué porrazos! ¡Qué coñazo que da La Turmix! ¡Que la gusta a ella un protagonismo!
“¡¡Abridme, por Dios!! ¡¡Que voy a pillar una pulmonía del coño!!
Voy, voy. 
Venga, ya está abierto, entra, joder. ¿Pero se puede saber qué te pasa? ¿Tienes un número tan pésimo que tienes que estropear el mío pa hacerte marketing? Mira que eres cerda.
“Gracias. Pero han estado a punto de asesinarme”. “Necesito otro copazo pero ya”. 
Eso, bebe. Y a morro. ¡Pero qué ordinaria es la tía! Así va de ciega luego. Que la tengo que llevar a todas partes porque si no se va tragando todas las farolas y containers que encuentra a su paso.
“Mira lo que me ha pasado”. 
Y va la tía y me saca una figurita horrorosa tallada en madera. Tiene forma como de pollón, pero en realidad, según ella, se trata de un nativo peruano con su flauta y todo.
“Que me he quedao encerrada ahí fuera y se me ha acercao un tío muy bajito. Pensaba que venía a matarme porque sacó un cuchillo. En realidad era una navaja. Que yo con el miedo lo magnifico todo. Y nada, que el tío se dedica a la artesanía popular. Y tendrías que haber visto la destreza que tenía. Que me ha tallao esta figurita en un plis plas. Y cincuenta euros que me ha cascao. Sólo llevaba ese billete encima y el pavo no tenía cambio. Aunque con el susto hasta me hubiera dejao violar y todo”.
Pero mira que eres puta.
“Gracias otra vez. Casi la palmo. Casi soy asesinada y descuartizada viva, pero no importa. Yo también te quiero, Fujitsu”. “Otro copazo que me sirvo”. 
Pues te toca salir a actuar. Y yo de ti salía actuar con la figurita tallada. Que así, por lo menos, el público verá algo de arte”.
“¡Capulla!” 
Y le suelto una hostia. 
“Otra más así y te rompo los piños”. 
Y otra hostia que le suelto. Y más fuerte todavía. 
“Vale. Me voy a actuar”.

martes, 14 de junio de 2011

El Lazarillo de Turmix: Capítulo 1

Hola, me llamo Turmix y soy una cerda. Soy monilla, resultona, “apañá”, aunque por la calle me gritan “fea”. Eso sí, tengo una boca enorme; tan grande que me entran a la vez una polla y una bolsa de Doritos. Y soy muy entregada, muy excesiva, lo doy todo. No soy yo de dejar nada a medias. 
Ahora me estoy poniendo las tetas pa salir a actuar. Está aquí conmigo La Fujitsu. Es muy callada, la tía. Todo lo contrario a mí. Sólo habla pa decirte verdades como puños. Que ella es muy sincera, muy directa. La gusta decirte lo que piensa aunque no venga a cuento. Que la Fujitsu de falsa tiene poco. Hace un rato, sin ir más lejos, recién llegada al curro, no me ha dicho ni hola. Es seca, seca, seca. Pero eso sí, me ha dicho que parecía que venía vestida del Foro de la Familia. La muy hija de puta. La muy cabrona sabe cómo hacerte daño. Sabe meter el dedo en la llaga. Y la verdad es que servidora se había puesto lo primero que había pillao por casa y venía hecha un cuadro. Ahora ya soy más yo. Con la peluca caoba, que me llega hasta el culo, estoy como pa hacer un anuncio de Pantene. Muy sexy toda yo. Que sin peluca parezco El Fary, que en paz descanse. 
Me voy a servir un copazo a ver si me entono. ¿Dónde coño está la botella? Ahí, sí. ¿Te sirvo una? Mira, copa sí que quiere la tía. Eso sí, no suelta ni prenda. Un meneito de nuca es que quiere un Soberano. Parece que en vez de una compañera de curro tengo un Husky… 
“¡Perra lo será tu puta madre!” 
Ea, eso ha sido La Fujitsu, no yo. Si cuando digo que la tía sólo abre la boca pa ponerte de vuelta y media es por algo. Pues nada. Que ahora voy a salir a actuar. Tengo un numerazo playbackero de Samantha Fox remezclado con la Niña de la Puebla que quita el sentío. 
Voy a ponerme otro copazo. Y en copa gorda, que es como me gusta. Mmmm, qué rico. Ya me estoy entonando. Que yo como no salga ciega a actuar no lo doy todo. En cambio La Fujitsu, como dice ella, tiene un chou más minimal. Más que nada porque cantar, canta poco. Ella es más de poner gestos. Y como yo la digo, a los maricones el mimo no les pone. Que igual estaría bien que se montara un número de ventrilocua. Pero no. 
Hace tiempo arrasamos en Tomelloso con un chou que fue todo un escándalo. Hacíamos versiones de Baccara como pa sordomudos. Sí, con lenguaje de los signos.
Aaaay… ¡Cómo era aquello! Nos aplaudían levantando y agitando las manos. Es que la gente se creía que éramos sordomudas de verdad. Claro, yo le dije al público que no, que nosotras hablábamos con un desparpajo tremendo, que aquello sólo era parte de nuestra actividad artística. Y oye, que no vinieron más a ver el chou. Que le maté la gracia a la cosa. Que el público, y sobre todo el maricón, es muy morboso. Le gusta mucho una discapacidad. Y yo creo que aquello marcó tanto a La Fujitsu que desde entonces no levanta cabeza. 
Ah, que me dice con un gesto que la toca a ella salir a actuar. Pues nada, nena, mucha mierda. Mientras mueves los ojos y las manos yo me salgo a fumar un cigarrito a la calle. 
Y esta puerta, que siempre se atranca. 
¡Uuuh, qué frío hace aquí fuera, coño! Bueno, cinco minutitos y salgo a actuar. 
Y esta calle… Nunca hay nadie. Tan oscura me da un poco de mal rollo. Qué silencio. En fin, me lo fumo rapidito y pa dentro. 
Uy, por allí viene alguien, ¿no? Uy, que viene pa acá. Me meto pa dentro. Hostias, que la puerta se me ha cerrao. Oye, que ese tío viene directo hacia mí. ¡Que no se abre la puerta! ¡¡Abridme!! ¡¡Que me abráis, coño!! 
¡¡Joder, joder, joder, que el tío está sacando un cuchillo!! 
¡¡¡Fujitsuuuuuuuu!!!

jueves, 2 de junio de 2011

La Cruda Reality

Hace cosa de un par de meses escribí una entrada sobre Alaska poniéndola a caldo, la verdad. Pero ahora, gracias al reality “Alaska y Mario” de MTV, tengo que reconocer que me estoy reconciliando con ella. Lo cierto es que es un programa que está estupendamente hecho y tiene momentos divertidísimos – de hecho conozco a muchas de las personas del equipo que andan tras las cámaras, y no me extraña que esté siendo tan estupendo porque todos ellos son unos profesionales como la copa de un pino -. Pero bueno, a lo que iba, que Alaska me está pareciendo la misma tía cojonuda que luego conoces en persona. Se muestra tal y como es. No veo nada en ella ni impostado, ni artificial (aunque duerma maquillada, que eso forma parte del show).  Me encanta su ironía y su sentido del humor. Y aunque de la pareja “Alaska y Mario” ella sea la auténtica protagonista ha preferido mantenerse en un segundo plano porque sabe que el auténtico descubrimiento de este reality es Mario. Y es que Mario podría ser perfectamente un personaje escrito para una sitcom. Lo tiene todo para caer bien a pesar de su incultura y de su torpeza en todos los sentidos. Y resulta un personaje tierno porque en el fondo lo ves frágil y, sobre todo, buena gente. Es cierto que en muchos momentos uno siente verdadera vergüenza ajena por las cosas que dice o hace (muchas de ellas exageradas para dar juego al show, no me cabe duda) pero que en el fondo te dejan ver cómo debe ser Mario en la vida real. Y siendo Alaska la mujer culta e inteligente que es a uno le extraña también que pueda estar con un tío así. Pero conforme el reality avanza voy entendiéndola cada vez más. Y creo que a Alaska lo que le mueve de Mario es la ternura. Siente auténtica debilidad por él. Y que lo que más le ha enamorado de él es que es una buena persona. Aunque tenga esa fachada de arrogante, tras esa melena tan fatalmente cuidada y sus Balmains con lamparones, en realidad Mario está mostrando quién es. Y lo que veo, por lo menos, me divierte. Interesante me parece ella, él me parece un tío peculiar y divertido. Y la pareja que forman es tan peculiar como los “personajes” que tienen fabricados. Y eso es de admirar, la verdad. Porque en el fondo uno pensaba que sus “personajes” eran totalmente artificiales, creados para vender, y estoy viendo que no es así. Que ellos son así. Y lo que me parece mejor de todo es que Alaska está demostrando de nuevo que es un tía muy inteligente. Que ella sabía que su imagen últimamente se estaba deteriorando. Que su unión con Mario, sobre todo en lo profesional, a muchos de sus fans no nos estaba gustando. Que Alaska como personaje a muchos se nos estaba desmoronando. Y con esto de protagonizar “Alaska y Mario” nos ha venido a decir a todos “quién soy de verdad” para que los que tuviéramos dudas viéramos que ella sigue estando dónde a muchos nos gusta que esté. Y en este sentido la tía ha sido muy lista. Ha sabido hacerlo muy bien. Por mucho que no me gusten ciertas inclinaciones políticas o que musicalmente no me guste tanto como hace un tiempo, he de reconocer que estoy viendo a la Alaska que echaba de menos y que quería ver. Y que por mucho reality que sea, por mucho que pueda estar guionizado, al final las personas siempre son las personas, y en eso es muy difícil engañar. 
En aquella entrada que escribí sobre Alaska la comparaba con el Colacao: “Hace muchos años el Colacao sabía mucho más a chocolate y cuando lo disolvías en leche hacía muchos más grumitos. Desde hace unos años el sabor del Colacao ya no es el mismo, es mucho más light y se disuelve mejor. Eso sí, por lo menos sigue sabiendo a chocolate, sigue estando muy rico y por eso lo sigo tomando. Lo de Alaska es peor; antes sabía a chocolate negro y ahora a sirope de fresa. Nada que ver. Nos han dao el cambiazo”. 
Pues rectifico. Pero eso sí, digamos que ahora no sabe a chocolate negro pero sí a chocolate con almendras. 
Que también está muy rico.